En la era digital, la información se mueve a una velocidad sin precedentes y la desinformación puede propagarse con la misma rapidez. Uno de los fenómenos que contribuyen significativamente a la desinformación es el llamado cherry picking.
Este término, que en español se traduce como «selección de cerezas», hace referencia a la práctica de elegir intencionadamente datos o hechos que respaldan un argumento concreto, mientras se ignoran aquellos que podrían contradecirlo.
Aunque el término viene del mundo de la investigación y de las trampas de seleccionar solo los datos experimentales que encajan con la hipótesis que se defiende, el uso de las redes sociales ha acrecentado su práctica. Desde INFOVERITAS te contamos cómo esta “selección de cerezas” (o argumentos) contribuye a la desinformación.
¿Cómo se produce el cherry picking?
El cherry picking ocurre cuando una persona, organización o medio de comunicación selecciona ciertos datos o hechos aislados para apoyar su narrativa, omitiendo información relevante que podría ofrecer una visión más completa o diferente. Este tipo de manipulación se utiliza frecuentemente en debates políticos, informes científicos y noticias, donde la presentación parcial de los hechos puede influir en la opinión pública de manera significativa.
Tal y como narra en este artículo el profesor de la Universidad de la Laguna Carlos Santamaría, “esta falacia se relaciona con el negacionismo del cambio climático, el populismo, la proliferación de bulos, la irrupción del extremismo, la justificación de la violencia, el racismo, los datos sobre las vacunas de COVID-19 y hasta el número de fallecidos por esta enfermedad”.
Sin ir más lejos, un ejemplo reciente lo vimos hace tan solo unos días. Una reconocida periodista española publicó en su perfil de X unos datos engañosos sobre la nacionalidad de los menores condenados en España. Aseguraba que el 80% de los menores condenados por delinquir eran españoles en 2023. Los usuarios comenzaron a cuestionar esta afirmación y le pidieron a la periodista que compartiera su fuente.
Al día siguiente, la comunicadora publicó en su cuenta de X una captura de un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) con información sesgada. La captura de pantalla había sido retocada para omitir un dato fundamental que contradecía su argumento. La frase eliminada fue: «La tasa por cada 1.000 habitantes de 14 a 17 años fue algo más del doble en los de nacionalidad extranjera”.
Impacto en la sociedad
El autor Pere Estupinyá, quien publicó en 2016 el libro El ladrón de cerebros. Comer cerezas con los ojos cerrados, ha compartido con INFOVERITAS su visión sobre este fenómeno. Precisamente con este libro, que hace una clara referencia al cherry picking, Estupinyá argumenta que la clave del pensamiento científico es la objetividad. “No es solo responder preguntas con datos en lugar de opiniones. Es más que eso; se trata de que tus opiniones no condicionen tus conclusiones, porque si es así, entonces aparece el extendidísimo cherry picking: datos que te conviene para defender lo que crees”.
En este sentido, cabe matizar que no hay que confundir esta técnica con la escoba de Ockham, un principio filosófico que “se usa para esconder bajo la alfombra activamente solo uno o unos pocos hechos que no conviene que se tengan en cuenta en la argumentación, porque la desmontarían o dificultarían”, explican desde Humanistas en la Red. De ahí el término de “la navaja de Ockham”, que defiende que el planteamiento más simple suele ser el más acertado, y que, por tanto, “barremos debajo de la alfombra” todo aquello que se aleja de nuestra lógica.
El cherry picking aumenta con las redes sociales
La práctica del cherry picking tiene serias implicaciones para la sociedad. “Aunque ha existido siempre, ahora es mucho más poderoso y distorsionador gracias a las redes sociales”, apunta el bioquímico Pere Estupinyà. Al presentar información sesgada, se crea una percepción distorsionada de la realidad que puede influir en decisiones importantes a nivel individual y colectivo.
Por poner un ejemplo, dice Esputinyà, si alguien quiere defender que hombres y mujeres son muy diferentes, se puede seleccionar solo los datos o estudios que ven diferencias; y si alguien en cambio quiere defender lo contrario, seleccionará solo los aspectos de los estudios que no encuentran diferencias. “Ambos están utilizando datos reales, pero no de manera objetiva, escondiendo lo que no refuerza su hipótesis y al final, tergiversando la realidad”, sostiene. “El otro factor importante que entra en juego es el sesgo de confirmación, por el que quien recibe la información atiende mucho más a los datos que confirman sus ideas que a los que no.”
La lucha de los fact checkers para luchar contra el cherry picking
En este contexto, los fact checkers juegan un papel crucial. Para Estupinyá los verificadores de información son uno de los elementos que podrían contrarrestar este fenómeno. Para ello, matiza, se necesitan sistemas de verificación más rigurosos y a los que la población y medios serios de mayor confianza. “La educación puede ayudar, pero es un proceso lento”, reflexiona.
En este contexto, el divulgador critica la dureza de algunas medidas en redes sociales, y la flexibilidad que existen en otras: “No entiendo que en Instagram no se pueda enseñar un pecho, pero sí decir que la radiación solar no provoca cáncer de piel o cualquiera de las barbaridades que, personas desinformadas sin escrúpulos y con ansia de notoriedad, lanzan de manera constante”.
“Las plataformas deben asumir la responsabilidad de vigilar mejor los contenidos que en ella se comparten, pero no creo que Elon Musk esté muy interesado en luchar contra la desinformación…”, concluye.
Fuentes
Declaraciones de Pere Estupinyá