La luz solar puede mejorar nuestro estado de ánimo, fortalecer los huesos y dientes o disminuir la presión sanguínea. Los beneficios de tomar el sol son muchos y, por ello, los expertos recomiendan esta práctica. Eso sí, con moderación. Siempre hay que tomar el sol con mucha responsabilidad, ya que la exposición excesiva causa la mayoría de los casos de melanoma, el tipo de cáncer de piel más mortal, o puede provocar quemaduras en la piel.
Para poder aprovechar sus beneficios y minimizar sus riesgos, la protección, y, por ende, la aplicación de cremas de protección solar antes de la exposición, es fundamental. Sin embargo, todavía persisten algunas dudas sobre qué significa el número SPF y cuál es la categoría máxima de protección. ¿Realmente existe el factor de protección 100?
Aunque se pueden encontrar cremas solares con SPF 100 en farmacias y supermercados, es un término que llama a engaño. Virginia Barrau, vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza (COFZ), señala que la evidencia científica ha demostrado que la diferencia entre un protector solar 50+ y 100 es ínfima. De hecho, la farmacéutica Marta Masi puntualiza que “actualmente la legislación no permite utilizar ya este claim para no llevar a engaño al consumidor.”
Pero ¿qué es el SPF?
El factor de protección solar (SPF) se relaciona con el tiempo de exposición y la protección teórica comparada a la radiación UVB, los rayos responsables de broncear la piel y de producir quemaduras solares. Sin embargo, “no es una escala porcentual”, advierte Virginia Barrau. “Si optas por una crema de protección 100 SPF, no significa que se esté protegido por completo”, agrega.
Tampoco responde a patrones lineales y, por tanto, no hay casi diferencias entre un SPF de 50 y uno de 100. Es decir, una crema de 50 no protege la mitad que una de 100. El uso de estas cifras, por tanto, responde más a una estrategia de marketing. Lo que significan esos números es que, si alguien se aplica un SPF de 10, el tiempo que tardará en quemarse se multiplica por ese factor de protección solar, en este caso 10 veces.
No obstante, a la hora de adquirir una crema de protección solar, el consumidor debe fijarse en que también proteja tanto de los rayos UVB como de los rayos UVA. Estos últimos no causan quemaduras, pero pueden penetrar en las capas más profundas de la piel, hasta llegar a las células y dañarlas, lo que, a largo plazo, puede provocar cáncer de piel.
Pautas y recomendaciones para la exposición solar
Marta Masi, al frente de una farmacia en el centro de Madrid, recuerda que “no hay una protección total, porque normalmente no aplicamos la cantidad suficiente para cubrir toda la piel, y además no solemos reaplicar cada dos horas como suelen recomendar los fabricantes de protectores solares para seguir manteniendo una protección solar óptima”.
La clave, por tanto, para evitar quemarse y reducir la posibilidad de desarrollar cáncer de piel, está en aplicar bien la crema y con frecuencia. “No por comprar la crema estoy ya protegido, hay que aplicársela”, recuerda Virginia Barrau, vocal de Dermofarmacia del colegio oficial de farmacéuticos de Zaragoza.
Como norma básica, “no se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia (de 12 a 17 horas), así como utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30”, señalan desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Además de las cremas frotoprotectoras, se debe recurrir a elementos físicos, como gafas de sol o sombreros.
Otro aspecto fundamental es no confiarse cuando el día está nublado, cuando la sensación de calor es menor, porque los rayos también se filtran a través de las nubes.
Y nada de reutilizar las cremas solares de años anteriores. Aunque es tentador reciclar los protectores solares del verano pasado, Barrau señala que hacerlo es un gran error, porque estarán deteriorados y no protegerán de los rayos ultravioletas. El truco para saber si la crema está en buen estado es “mirar en el envase el símbolo PAO”, señala, un gráfico que identifica la vida útil del producto.
¿Puedo utilizar SPF y repelente de mosquitos?
Lo cierto es que “los antimosquitos y las cremas de sol se llevan mal”, explica Virginia Barrau, vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza. No obstante, puedes utilizar ambos productos siempre y cuando lo hagas de la manera correcta.
Por ello, si es necesario aplicar estos dos productos, lo mejor es aplicar siempre primero la crema de sol, esperar una media hora, y extender el repelente de mosquitos.
¿Puede un niño utilizar crema solar de adultos?
La respuesta es no. Aunque se utilicen para lo mismo, es conveniente utilizar cremas solares infantiles para proteger la piel de los niños. “La piel de los niños es inmadura”, señala Virginia Barrau, y, por tanto, más sensible al sol. De hecho, se desaconseja exponer a los bebés de menos de un año al sol, ni siquiera con protección.
Proteger a los menores del sol es fundamental, ya que es uno de los factores de riesgo para desarrollar ciertas patologías en el futuro. “Según los estudios, los niños que sufran más de tres quemaduras durante su infancia aumentan por 10 la posibilidad de padecer melanoma en la edad adulta”, expone.
A la hora de escoger qué tipo de crema solar es más adecuada hay que tener en cuenta estos tres aspectos: que sean cremas infantiles, con SPF de 50 o 50+ y que en sus compuestos primen los minerales, ya que actúan como una barrera protectora y no se absorben por la piel. Los químicos, en cambio, incluyen sustancias tóxicas que pueden ser absorbidas por la piel y actuar como disruptores endocrinos.
Fuentes
Declaraciones de Virginia Barrau, vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza (COFZ)