En España, hoy fallecerán 11 personas por suicidio. Y mañana también. Y el 27 de octubre. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de media, cada día fallecen en nuestro país 11 personas por esta causa. Una persona cada dos horas. En 2022, un total de 4.097 personas se suicidaron, el triple que por accidentes de tráfico (1.790). Según los datos que recoge este organismo, las cifras no dejan de crecer: 2021 (4.003), 2020 (3.941) y 2019 (3.671). De hecho, 2022 es el año con más suicidios registrados de la historia de España desde que se tienen datos.
Desgranar estas cifras permite conocer el perfil de las personas que fallecen por suicidio. Son tres veces más frecuentes en los hombres (3.042) que en las mujeres (1.055). El mayor número se produce en la franja entre 40 y 59 años. ¿Y qué lleva a una persona a acabar con su vida? Normalmente no existe una sola causa. Lo más habitual es que confluyan diferentes factores. Entre ellos, intento de suicidio previo, dolor crónico, antecedentes familiares de suicidio, consumo de drogas, padecer depresión o algún trastorno mental grave, violencia o abusos sexuales; así como circunstancias de gran estrés, como la pérdida de un ser querido, un divorcio o pérdida de poder adquisitivo o vivienda son algunos factores desencadenantes.
A las muertes por suicidio, se deben añadir los intentos. De acuerdo con los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que recoge la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (FSME), por cada suicidio se dan 20 intentos. Eso significa en España podrían producirse en torno a 80.000 intentos de suicidio al año.
Los mitos en torno al suicidio y las ideas erróneas sobre este, como evitar hablar del tema, todavía persisten, a pesar de la creciente base de evidencia científica que las refuta, generando así un gran tabú social y que las personas no pidan ayuda. Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, desmentimos cuatro grandes mitos que todavía persisten.
Mito 1. El suicidio no se puede prevenir
Falso. La evidencia científica y la experiencia clínica demuestran que la prevención del suicidio es esencial. Así, el entorno cercano debe estar pendiente ante diferentes signos de alerta, según Luis Fernando López Martínez, psicólogo y codirector general y director Área Terapéutica de ISNISS, como la ideación temporal. “Aunque algunos individuos pueden experimentar pensamientos suicidas durante un período prolongado, muchos, tener ideaciones que son temporales y situacionales. Con la intervención adecuada durante estos períodos críticos, es posible evitar tentativas o muertes por suicidio”, explica.
Otras señales de advertencia que no se deben ignorar son “la retirada social, la verbalización de deseos de morir o la obtención de medios para facilitar la muerte por suicidio”, enumera Luis Fernando López Martínez, quien es también coordinador técnico de Hablemos de Suicidio del Colegio de la Psicología de Madrid.
Además, la educación social en este tema es fundamental, ya que permite detectar estos signos a tiempo y así ayudar a las personas en riesgo. También es fundamental destinar recursos a líneas directas de prevención del suicidio, como el Teléfono de la Esperanza, programas comunitarios y, por supuesto, profesionales especializados que pueden proporcionar apoyo inmediato a las personas en crisis.
Mito 2. Hablar de suicidios hace que aumenten
Al contrario de lo que dice la creencia popular, hablar abierta y sinceramente sobre el suicidio con alguien que está en crisis “puede proporcionarle un alivio temporal de la soledad y el aislamiento”, indica este experto. Una conversación puede ser precisamente lo que la persona necesita: “Una oportunidad para hablar de sus sentimientos y preocupaciones en un ambiente seguro y no juzgado”.
Para el entorno cercano, estas conversaciones permiten identificar el nivel de riesgo de la persona, comprendiendo la profundidad y especificidad de sus pensamientos suicidas y, por lo tanto, posibilitando una intervención adecuada.
Mito 3. Las personas que se suicidan no mandan señales
Una creencia común y peligrosamente errónea es que las personas con ideación suicida actúan en silencio, sin revelar sus planes o sentimientos. Sin embargo, esto no es así. Desde la Confederación de Salud Mental España explican que muchas personas avisan de alguna forma a su entorno. “Aunque estas señales pueden variar en expresión y gravedad”, puntualiza Luis Fernando López Martínez. Entre las señales más comunes destaca la comunicación verbal, con expresiones como «preferiría estar muerto» o «no puedo enfrentar todo esto», cambios en el comportamiento (aislamiento social, falta de interés en actividades que antes disfrutaba…) o preparativos de cierre. Esto incluye hacer un testamento o regalar pertenencias.
Los expertos aconsejan también estar atentos a los cambios emocionales y a las lesiones autoinfligidas, comportamientos autolesivos o el incremento del consumo de alcohol o drogas.
Mito 4. Todas las personas que se suicidan padecen enfermedades mentales
El suicidio es una conducta, no una enfermedad mental. Con frecuencia, se suele caer en el error de que solo aquellos con trastornos mentales diagnosticados, como la depresión o la esquizofrenia, son susceptibles de considerar, intentar o completar el suicidio. Pero es falso. Aunque es verdad que son un factor de riesgo significativo y, por desgracia, la falta de acceso a la atención de salud y especializada supone que muchas personas que mueren por suicidio no hayan sido diagnosticadas.
No obstante, “existen múltiples factores (biológicos, psicológicos, sociales, etc.) que pueden contribuir a los pensamientos y acciones suicidas. Estos pueden incluir traumas, pérdidas significativas (como la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo o un divorcio), enfermedades crónicas, dolor, aislamiento social y otros estresores vitales”, explica este psicólogo y psicoterapeuta.
“En algunos casos, especialmente entre los jóvenes, el suicidio puede ser el resultado de impulsos y respuestas a situaciones agudas, como un conflicto interpersonal, sin la presencia de una enfermedad mental subyacente”, agrega.
Fuentes
Instituto Nacional de Estadística (INE)
Fundación Española para la Prevención del Suicidio (FSME)
Confederación de Salud Mental España
Declaraciones de Luis Fernando López Martínez, psicólogo, psicoterapeuta, coordinador técnico de Hablemos de Suicidio del Colegio de la Psicología de Madrid y codirector general y director Área Terapéutica de ISNISS.