La historia que conocemos asegura que la Biblioteca de Alejandría, el gran faro de conocimiento del mundo antiguo desapareció tras un terrible incendio. Según la afirmación más popular, fue destruida por Julio César en un incendio en 48 a.C.
Otras afirmaciones aseguran que fue derribada por invasores árabes musulmanes en el siglo VII. Sea como sea, el fuego habría devorado todos los papiros y las historias que en ellos aparecían. Sin embargo, pese a la creencia popular, esto no fue así. Con motivo del Día de las Bibliotecas, que se celebra cada 24 de octubre, repasamos la leyenda que rodea a la desaparición de este gran centro de conocimiento.
No, la Biblioteca de Alejandría no desapareció por un gran incendio
El profesor de Geografía e Historia Daniel Hidalgo explica a INFOVERITAS que este centro de conocimiento no desapareció por un gran incendio y que tampoco se quemaron todos los libros. “La Biblioteca de Alejandría no era un único edificio, como sucede con las bibliotecas que conocemos en la actualidad. En realidad, existían varias diseminadas en distintos puntos de la ciudad de Alejandría”, explica.
Como todo mito, la historia del incendio de la Biblioteca de Alejandría conserva algo de verdad. Sí es cierto que la ciudad de Alejandría sufrió diferentes terremotos e incendios, que, por otro lado, eran habituales en aquella época, que quemaron parte de los papiros que allí se conservaban. Entre ellos, el provocado supuestamente por Julio César.
No obstante, según recoge la Enciclopedia de la Historia, este faro de conocimiento “todavía existía después de la época de César y se habla de ella a principios de la era cristiana”. Tampoco desaparecieron todos los libros, porque, de haber sido así, “no habría llegado ninguno”, precisa Daniel Hidalgo. Tampoco se sabe el porcentaje de libros que desaparecieron, porque no había un listado de los ejemplares que ocupaban sus estantes, como sucede en la actualidad.
Si no fue un incendio, ¿qué provocó la desaparición de la Biblioteca de Alejandría?
La explicación más probable de la desaparición de este centro es menos dramático y mucho más realista: la pérdida de patrocinio de los gobernantes. El profesor Daniel Hidalgo explica que la Biblioteca de Alejandría fue establecida bajo la dinastía ptolemaica de Egipto, famosa por otra leyenda: la reina Cleopatra. Estos gobernantes convirtieron Alejandría en el referente cultural de su época, donde se conservaban los libros de escritores importantes en materia tan variadas como geografía, astronomía o ciencia.
La leyenda afirma que la idea de la gran biblioteca vino de Alejandro Magno. No obstante, parece ser que fue propuesta por Ptolomeo I, fundador de la dinastía ptolemaica, que también adquirió los primeros libros para su colección. Esta creció bajo Ptolomeo III, porque los libros que llegaban en los barcos a la ciudad “se confiscaban y copiaban”, precisa Daniel Hidalgo.
Como sucede hoy en día con las empresas familiares, los siguientes gobernantes apoyaron de manera desigual este legado. Aunque el mayor desinterés llegó cuando los romanos conquistaron Alejandría, quienes olvidaron el mantenimiento de estos edificios. Su dejadez fue más dañina que los incendios y terremotos.
Por suerte, siglos después, durante la Baja Edad Media, las universidades y los monasterios retomaron la tediosa labor de copiar libros. Entre estos centros se encontraba la Escuela de Traductores de Toledo. Este sistema permitía que las copias no estuvieran centralizadas en una única ciudad, ni siquiera en un único país, lo que evitaba que una catástrofe terminara con el saber universal.
Fuentes
Declaraciones de Daniel Hidalgo, profesor de Geografía e Historia
Enciclopedia de la Historia: perfiles de Julio César, Alejandro Magno y Ptolomeo I