Hoy, 11 de febrero, se celebra el Día de la mujer y la niña en la Ciencia y en INFOVERITAS nos hacemos una pregunta: ¿existen a día de hoy estereotipos y sesgos de género que influyen en la carrera profesional de la mujer? Nos planteamos la pregunta viajando al pasado para rescatar la figura de Hedy Lamarr.
– Seguro que Cleopatra nunca se molestó por poner servilleteros.
– No vivía en Bangor…
– Eso no la habría detenido, Cleopatra no se hizo famosa por saber poner la mesa.
– Oh, Jenny…
– Cada vez que te digo algo cierto sobre hombres y mujeres dices Jenny. Por qué una dama ha de avergonzarse por saber hablar claro.
La actriz austríaca Hedy Lamarr da vida a Jenny Hager en ‘La extraña mujer’ (1946). Mantiene una conversación con Meg Saladine que, probablemente, se habría parecido a muchas de las que mantuvo fuera de la gran pantalla.
En 1946, año en que se estrenó esta película de Edgar G. Ulmer, hacía cuatro años que Lamarr había registrado la patente de su ‘sistema secreto de comunicaciones’ junto a George Antheil. Hacía cuatro años que estaba guardada en el cajón del ejército americano.
Cuando Hedy Lamarr quiso colaborar con los aliados para frenar a los nazis aportando sus conocimientos de ingeniería, se le cerró la puerta. En su lugar le sugirieron valerse de su físico para convencer a los norteamericanos de que adquiriesen bonos de guerra. La oferta era un beso de la actriz a cambio de invertir 25.000 dólares. Las comunicaciones, la ingeniería o las matemáticas eran disciplinas reservadas a gente muy brillante y, entonces, las mujeres no aspiraban a lucir ese calificativo.
Entonces el mundo se resistía a conocerla como algo más que a una de las actrices más bellas del mundo, pero a día de hoy ya sabemos que aquel sistema se convirtió en el precursor de tecnologías inalámbricas como el Wifi o el Bluethoot.
Los sesgos y estereotipos de género en el ámbito de la Ciencia y la investigación son objeto de estudio actualmente y muchas investigaciones apuntan a que influyen, por ejemplo, en las ramas elegidas por las mujeres a la hora de desarrollar su carrera profesional. Con motivo de la celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, INFOVERITAS ha hablado sobre esta cuestión con María Jesús Ruiz García, Doctora en Química, profesora en la UCLM y una de las fundadoras de Ciencia a la Carta.
¿Sueñan las niñas con ser científicas?
Si sueñan las niñas o no con ser científicas es una de las preguntas que lanzó María José Ruiz en uno de sus talleres de Ciencia a la carta en el que se dirigía a los jóvenes y adultos presentes en la Biblioteca Municipal de Castilla-La Mancha. La cuestión no era, ni es, fácil de responder y, aunque la situación ha cambiado desde que a Hedy Lamarr le cerraron la puerta del ámbito de la Ciencia y la Tecnología, todavía queda mucho por hacer.
En 1903, otra mujer, Marie Curie, ganó su primer premio Nobel. Desde entonces solo una veintena de mujeres han sido reconocidas con este galardón en Física, Química o Medicina. Los hombres que también llevan ese logro en su currículo son más de 570.
“Los datos dicen que las niñas sueñan con desarrollar su vida profesional en ámbitos que les llaman la atención exactamente igual que los niños, pero no sueñan exactamente con ser científicas”, apunta María José, sino que se fijan en los referentes que tienen alrededor. “Lo normal es que a día de hoy haya más probabilidad de que en tu familia haya tres ingenieros, dos enfermeras y una médico que el reparto contrario. Con lo cual tus referentes sociales son esos, entonces tú automáticamente te ves reflejada en lo que te rodea”.
Es por ello, como apunta Ruiz, que entre las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) las ramas científicas más asociadas a las mujeres son las de la rama biomédica; “empezando por Medicina, que son la inmensa mayoría, y Enfermería”.
Baja presencia de la mujer en el ámbito de las TIC
El estudio ‘Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM)’, elaborado por la UNESCO, apoya las tesis de María Jesús. Este trabajo arroja que solo el 30% de la población femenina a nivel mundial que realiza estudios superiores elige estas disciplinas. Entre las menos solicitadas nos encontramos tecnología, información y comunicaciones (5%); ciencias naturales, matemáticas y estadística (3%); e ingeniería, manufactura y construcción (8%). Sin embargo, ¿cuál es la rama más elegida según este informe? La de la salud y el bienestar (15%).
Además, el último estudio ‘She Figures’, elaborado por la Comisión Europea y publicado en 2021, revela que las mujeres siguen representando menos de una cuarta parte de quienes han obtenido un título de doctorado en el ámbito de las TIC (22 %), mientras que representan el 60% o más en los ámbitos de la atención sanitaria y el bienestar social, y de la educación (60 % y 67%, respectivamente).
Respecto a la presencia de la mujer entre el personal académico, en nuestra conversación, la Doctora Ruiz destaca que “en escalas bajas intermedias solemos tener paridad, pero en cuanto llega a puestos de decisión o a puestos en los que no llegas por oposición, llega el problema”.
Consultando el informe de ‘She Figures’, las palabras se traducen en datos. A nivel europeo, en 2018, la mujer representaba más del 40% del personal académico en general. Pero a medida que se ascendía en la escala, pasaba a representar solo una cuarta parte (26,2%) de los puestos de grado A (lo que equivaldría a un puesto de cátedra).
La mujer y la niña en la Ciencia, peor valorada en el ámbito educativo
“Entre vosotras dos, sumáis una” es el comentario que en una ocasión escuchó una investigadora de las que participó en uno de los grupos de discusión para el estudio sobre la situación de las jóvenes investigadoras en España elaborado por el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI). Los autores de este trabajo percibieron que los sesgos de género generaron obstáculos a la mujer en la valoración, la financiación y la contratación.
María Jesús Ruiz considera es habitual valorar a la mujer peor que al hombre y no solo a nivel universitario. “Cuando las mujeres son evaluadas, hay un sesgo para evaluarlas por debajo, y esto está demostrado tanto en evaluación de currículos como en evaluación de pruebas”. María Jesús hace referencia a dos estudios, uno el realizado en Austria, Alemania y Suiza en 2014 con estudiantes ficticios de secundaria que contestaban a una pregunta conceptual de Física en la que tenían que explicar un fenómeno.
“Corrigen 730 profesores que no saben que están participando en un estudio de género”, explica Ruiz. «Esos ejercicios llevan nombre, nombre de chico o nombre de chica. Y bueno, pues lo que sucede es que sistemáticamente se valora peor los ejercicios de las chicas, idénticos, sea el evaluador hombre o mujer. No estamos hablando de machismo, estamos hablando de sesgo de género”.
De hecho, el estudio concluye que el bajo rendimiento de las chicas en materias como la Física podría ser consecuencia del aprendizaje social y la prevalencia de los estereotipos femeninos en las carreras STEM.
¿Influyen los estereotipos culturales en la carrera profesional?
«Hedy, parece que se mueve por un deseo impulsivo de interpretar personajes que en nada se parecen a usted. Se muestra como queriendo probarle algo a alguien. Usted es una mujer muy educada. ¿Por qué no hace un papel a su altura?”. No solo fue en su rol como inventora o científica, también en su día a día como actriz Hedy Lamarr fue cuestionada infinidad de veces.
El productor Hunt Stromberg no la tomó en serio cuando esta le planteó encarnar a Jenny Hager. Ella quería interpretar a mujeres seductoras, sexuales; y Jenny Hager, en ‘La extraña mujer’, fue uno de los papeles de Lamarr que la gente se resistió a aceptar. Sin embargo, no era más que una película de ficción y ella una actriz que hacía su papel.
“Las mujeres elegimos libremente, pero ¿cuáles son los sesgos inconscientes que nos llevan a hacer ese tipo de elecciones? Ahí está la madre del cordero. Eso es lo que tenemos que seguir investigando para intentar que no suceda”, defiende la Doctora Ruiz.
En el ámbito de la educación y de la ciencia también existen estereotipos culturales que, inconscientemente, influyen en la percepción del género femenino desde una edad temprana.
Por ejemplo, “la capacidad intelectual de alto nivel (brillantez, genio, etc.) se asocia más con los hombres que con las mujeres” y “estos estereotipos desalientan la búsqueda de las mujeres de muchas carreras prestigiosas; es decir, las mujeres están subrepresentadas en campos cuyos miembros aprecian la brillantez (como la física y la filosofía)», explica María Jesús haciendo referencia a otro estudio publicado en 2012 en el que se trabajó con niños de entre 5 y 7 años.
El reconocimiento a Hedy Lamarr tardó en llegar. El Ejército de Estados Unidos contaba con la cesión de la patente de su sistema de comunicaciones desde 1942 pero no fue hasta la crisis de los misiles de Cuba, en 1962, cuando se rescató la idea. George Antheil ya había fallecido. El sistema que habían montado hacía 20 años funcionaba mediante la técnica de modulación del espectro ensanchado y se convirtió en la base de las comunicaciones modernas (teléfonos móviles, GPS o Wifi).
En 1997, tres años antes de su muerte, la Electronic Frontier Foundation puso en valor su invento y, después, llegaron otros reconocimientos. “Ya era hora”, dijo Lamarr. En su epitafio todavía reza “las películas tienen lugar durante cierto período de tiempo. La tecnología es para siempre”.
Fuentes
Entrevista con María José Ruiz García, Doctora en Química y profesora en la UCLM. Una de las fundadoras de Ciencia a la Carta
Lamarr, Hedy. ‘Éxtasis y yo’, Notorius Ediciones
‘La extraña mujer’, Edgar G. Ulmar, 1946
Estudio sobre la situación de las jóvenes investigadoras en España. Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI), adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación.