El pasado lunes 4 de marzo, el Sistema de Alerta Rápida de Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés) de la Comisión Europea alertó de la presencia del virus de la hepatitis A en fresas provenientes de Marruecos. De acuerdo con la información expuesta en la web de esta institución, que calificó de “serio” el riesgo tras la toma de muestras, que tuvo lugar el 19 de febrero, estas fresas aún no han sido distribuidas en el mercado.
No obstante, la asociación de consumidores FACUA emitió al día siguiente un comunicado para criticar la “escasa información” que aporta la comisión, “ya que no da detalles sobre la empresa productora y ni tan siquiera de la zona del país en la que se han cultivado”.
La hepatitis A es una enfermedad vírica que causa una inflamación en el hígado. Es posible contagiarse a través de los alimentos, cuando se ingieren agua o comida que se ha contaminado con heces de una persona afectada, según informan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La noticia ha alcanzado una gran repercusión en medios de comunicación y redes sociales, lo que suscita preguntas como ¿qué es el RASFF? ¿Cómo afecta la hepatitis A a las personas? ¿Qué controles sanitarios siguen los alimentos? Desde INFOVERITAS te damos todas las claves de la polémica.
El Sistema de Alerta Rápida de Alimentos y Piensos
La web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación explica que el RASFF (siglas inglesas de Sistema de Alerta Rápida de Alimentos y Piensos) es una herramienta para las autoridades de control cuyo objetivo pasa por intercambiar información sobre las medidas puestas en marcha en la Unión Europea ante la detección de un riesgo en un alimento o en un pienso.
Este sistema no permite la presencia de una sola partícula contaminada, en este caso, del virus de la hepatitis A, en los alimentos. Así lo especifican desde el RASFF en su página. Sin embargo, no detallan la cantidad que se ha detectado en las fresas procedentes de Marruecos.
La hepatitis A
Como se ha dicho, la hepatitis A es una enfermedad vírica que afecta al hígado, y cuya principal vía de transmisión es la fecal oral, apuntan desde el Instituto de Salud Carlos III, “estrechamente relacionada con condiciones sanitarias deficientes”. Esta dolencia puede desarrollarse de forma leve, cuya duración oscila entre una y dos semanas, o grave e incapacitante, durante varios meses. Los síntomas más comunes son el color amarillento de la piel y los ojos o la presencia de bilirrubina en la sangre.
Estos habitualmente cursan con otros síntomas, como náuseas, vómitos intermitentes, anorexia, fiebre, dolor de cabeza y abdominal, malestar general, pérdida de peso y heces pálidas. “El fracaso hepático fulminante, que se desarrolla dentro de las 8 semanas de inicio de los síntomas (con un promedio de letalidad del 0,5%) es raro y suele ocurrir en personas de edad avanzada o con alguna hepatopatía subyacente”, añaden desde el Instituto de Salud Carlos III.
En este sentido, la hepatitis A es una enfermedad de obligada declaración en España. De acuerdo con los últimos datos de vigilancia epidemiológica disponibles, en lo que va de 2024 hay acumulados un total de 54 casos.
¿Cómo se transmite la hepatitis A por vía alimentaria?
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recalca que la hepatitis A se puede transmitir por vía alimentaria, principalmente, al ingerir agua o alimentos contaminados por heces de personas contagiadas. “La transmisión por el agua de bebida no es frecuente, pero cuando ocurre, suele estar relacionada con la contaminación de la misma por aguas residuales o por el abastecimiento de agua que no ha recibido un tratamiento de desinfección adecuado” destacan.
Los alimentos que mayoritariamente pueden estar expuestos a este virus son las frutas y hortalizas crudas y moluscos como mejillones, ostras o almejas cuando se consumen crudos o poco cocinados, explican desde AESAN. Estos productos suelen contaminarse cuando están en contacto con aguas que contengan hepatitis A antes de cosechar, en el primer caso, o de recolectar, en el segundo. “También, los alimentos listos para consumo (como bocadillos o ensaladas) pueden contaminarse cuando han sido preparados por una persona infectada que no ha adoptado medidas adecuadas de higiene al manipularlos”, inciden.
De hecho, en este documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura destacan que la hepatitis A y el norovirus “han sido actualmente reconocidas como las causas más comunes de enfermedades de transmisión alimentaria en los países desarrollados, vinculadas a contaminación de los tres grupos de alimentos prioritarios productos frescos, el marisco y los alimentos listos para el consumo listos para el consumo”.
Higiene y autocontrol: dos claves para evitar la contaminación de los alimentos
Desde AESAN clarifican que son los operadores de las empresas de alimentación los responsables de poner en circulación en el mercado alimentos seguros, para lo que han de cumplir con “elevados estándares de higiene e implementar sistemas de autocontrol, sin menoscabo de las verificaciones que las autoridades competentes llevan a cabo”. Así, para prevenir la hepatitis A hay que poner en marcha medidas de control en todas las fases de la cadena alimentaria.
Estos operadores tienen que aplicar buenas prácticas en materia de higiene, sobre todo a la hora de manipular los alimentos, para prevenir la contaminación cruzada entre productos contaminados y otros que no lo están, a través de la higiene de manos o emplear herramientas distintas con alimentos crudos y con los cocinados, por ejemplo. “Además, los operadores deberán ajustarse a sus programas basados en el análisis de peligros y puntos de control crítico (APPCC)”, subrayan.
Estos análisis configuran un sistema de gestión de peligros, “efectivo y racional”, explican desde la Generalitat de Cataluña, en materia de seguridad alimentaria. La meta de este sistema es garantizar alimentos inocuos a través del análisis y el control de riesgos posibles “que pueden aparecer en todas y cada una de las fases de producción y comercialización”.
Estos controles facilitan la evaluación de los peligros relevantes para la salud y establecer medidas de control para prevenir, en vez de “los controles basados en el análisis del producto final, como se ha hecho tradicionalmente”.
Controles de las autoridades y de los consumidores
Las autoridades, informa AESAN, realizan controles oficiales para verificar que las empresas de alimentación siguen los estándares legales, cumplen con los sistemas de autocontrol y realizan su labor según buenas prácticas de higiene y de fabricación, para garantizar que los productos que están en el mercado son seguros. “Dichos controles oficiales se realizan sobre todos los establecimientos alimentarios con regularidad, en forma de inspecciones, auditorías y toma de muestras de alimentos para su análisis”.
Por otra parte, desde la agencia señalan que las medidas de prevención de la transmisión de la hepatitis A por alimentos son parecidas a las que se ponen en marcha con otras patologías. La primera recomendación en la higiene en la cocina: lavarse las manos con jabón y agua caliente antes y después de manipular alimentos, tras entrar en contacto con material sucio y sobre todo después de utilizar el cuarto de baño.
Así, manos, superficies y cubiertos han de lavarse pormenorizadamente tras manipular carnes, huevos, pescados, frutas y verduras no lavadas o cualquier producto crudo. “En la nevera, deben estar separados los alimentos crudos de los cocinados, y estos últimos deben almacenarse en recipientes cerrados”, añaden.
AESAN advierte de que los alimentos de origen animal deben cocinarse del todo antes de consumirlos, ya que la hepatitis A “es un virus termosensible, de manera que el cocinado completo y homogéneo a 90ºC durante al menos 90 segundos lo destruirá”. Para el caso de los alimentos envasados, se han de tener en cuenta los parámetros de uso que vienen en las etiquetas. “Si se indica que el producto se debe cocinar antes de ser consumido, no deberá emplearse para su consumo en crudo. Tras el cocinado, si no se van a consumir inmediatamente, los alimentos deben conservarse en refrigeración”, concluyen.
Fuentes
Organización Mundial de la Salud
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
Informe de vigilancia epidemiológica n.º 10 del 2024
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura