Sentirse triste no significa tener una depresión. Pero si ese bajón anímico deja de ser transitorio y se alarga más de dos semanas e interfiere en las actividades normales del día a día es el momento de consultar con un especialista.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala mundial, aproximadamente, 280 millones de personas tienen depresión, una enfermedad que causa un gran sufrimiento a las personas que la padecen y a las que están a su alrededor, pero que, a día de hoy, cuenta con tratamientos farmacológicos y terapéuticos muy eficaces.
En un episodio depresivo, la persona experimenta una “alteración del estado de ánimo con síntomas de distinto tipo: psíquicos, físicos y comportamentales”, señala Rosa Gazol, psicóloga y fundadora de Momento Desarrollo Psicológico. Se caracteriza por una sensación de vacío, de apatía, sentimiento de culpa excesiva y desmotivación “durante todos los días y la mayor parte del día”, apostilla Fernando Mora, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor.
Aunque también presenta otros síntomas: “cansancio excesivo, problemas gastrointestinales, pérdida o aumento de peso, insomnio…”, enumera Manuel Oliva, psicólogo clínico y socio fundador de Center Psicología Clínica.
Muchas personas ocultan con frecuencia estos síntomas por el miedo a ser juzgados, a pesar de que la depresión es una enfermedad y “nadie elige estar así”, apunta Fernando Mora. Para evitar ese estigma, es importante visibilizar la patología para poder detectarla lo antes posible, ya que cuanto antes se atienda la afección, mayor resultado dará la terapia.
Por tanto, si aparecen nuevos síntomas, persisten los que ya tenemos o estos se intensifican, los expertos aconsejan acudir al médico de familia. “Nunca se deben minimizar los síntomas”, señala la psicóloga sanitaria Rosa Gazol. Este profesional será el encargado de derivar al paciente a las unidades de psicología o psiquiatría en función de la gravedad.
No obstante, también es habitual que previamente se le realicen al paciente algunas pruebas para descartar que se trate de una enfermedad orgánica, ya que algunos de los síntomas característicos de la depresión son comunes a los de otras patologías, como, por ejemplo, un desorden de la tiroides.
¿Cómo ayudar a una persona que sufre depresión?
Los expertos consultados señalan algunas claves para apoyar a un familiar o a un amigo con depresión: empatizar con el enfermo, humildad y paciencia. “Es importante ser conscientes de que la persona no quiere estar así”, destaca el psiquiatra Fernando Mora. Debe quedar claro que la depresión no es culpa de la persona. Pone un ejemplo muy claro: “A una persona que se ha roto la pierna, no le exiges que ande más rápido”.
“Humildad porque no tenemos que saber todo, por eso es importante acudir a fuentes de rigor para informarse o consultar con los expertos que le están tratando. También porque debemos acercarnos con una mirada respetuosa, ya que nadie está exento de sufrir una depresión”, explica Rosa Gazol. Por otro lado, es importante saber que, aunque los tratamientos son cada vez mejores, la mejoría de los paciente no se produce de la noche a la mañana, ya que para necesitan tiempo.
Y, lo más importante, destaca Manuel Oliva, psicólogo clínico y socio fundador de Center Psicología Clínica: “Que el cuidador también se cuide”, porque la situación para el entorno es muy dura y puede provocar hartura o caer en la desesperanza. “Lo que no se debe hacer es forzar a la persona para que haga cosas que no quiere, culpabilizar a la persona de sus síntomas, estar pendiente en exceso o decirle frases como ‘anímate’”, recuerda este experto.
Por suerte, también se pueden realizar algunas acciones para prevenir la enfermedad. “Alimentación sana, ejercicio físico, reducir el estrés, evitar el consumo de sustancias tóxicas y tener y mantener una actividad social y lúdica”, apunta Manuel Oliva.
¿Por qué se produce la depresión?
Víctor Pérez Plaza, psiquiatra adjunto de la planta de psiquiatría de adultos del Hospital Gregorio Marañón, señala que el origen de la depresión es multifactorial. Es decir, pueden originarla factores biológicos y ambientales.
“La causa de la depresión podría estar en un desequilibrio de los transmisores cerebrales. Además, la depresión puede tener causas genéticas”, explica este experto. Por otro lado, las circunstancias externas también pueden ser el origen de episodios depresivos: el estrés en el trabajo, la pérdida de un familiar, de una pareja, de un empleo…
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de hombres (7,1% frente a 3,5%), y los casos con severidad grave en mujeres triplican los que se dan en hombres: por cada caso grave en hombres hay 3,5 que son mujeres. “Esto puede deberse a factores hormonales, como el embarazo o el postparto, pero también por factores estresantes relacionados con la carga mental que asumen las mujeres”, afirma Plaza.
No siempre se necesitan fármacos para curar la depresión
Las depresiones pueden ser leves, moderadas o graves. En función de la gravedad van a requerir un tratamiento u otro. Las leves se pueden tratar sólo con psicoterapia, pero las moderadas o graves sí necesitan los fármacos. En este punto, es importante romper varios mitos: ni los medicamentos tienen efectos adversos graves ni la persona va a necesitarlos el resto de su vida.
“Los fármacos antiguos sí tenían más efectos secundarios, como el adormilamiento, pero ahora apenas tienen efectos secundarios”, apunta el psiquiatra Fernando Mora. “Además, son muy eficaces y seguros”, agrega.
Es falso que una persona va a estar medicada toda la vida. “Los psiquiatras vamos a retirar el tratamiento cuando el episodio se ha resuelto”, destaca, aunque se va a mantener un tiempo prudencial para evitar recaídas. En algunos casos, pocos, sí es necesario una medicación de por vida: cuando hay recaídas o cuando el paciente sufre depresiones intensas y muy graves.
Depresión y suicido, un estrecho vínculo
Se estima que más de la mitad de las muertes por suicidio podrían ser atribuibles a una depresión moderada o grave. Aunque no se puede predecir un intento de suicidio con certeza, es importante identificar algunas señales de alarma. “Cuando alguien nos los dice abiertamente o cuando lo vemos indirectamente, abandona su autocuidado, no sale cama, pierde peso porque no come, muy triste…”, señala Fernando Mora. En esos casos, contrariamente a lo que se piensa, hablar con la persona sobre suicidio puede tranquilizarla.
Víctor Pérez Plaza explica que la depresión sigue estando muy estigmatizada. Por ello, a su juicio, es importante darle visibilidad, para acabar con los prejuicios y reclamar más inversión, para poder desarrollar así programas preventivos. Su compañero de profesión, Francisco Mora, considera que la educación emocional podría ser parte de la solución. “Educar en la resiliencia y la gestión emocional,” apunta. Así, cuando una persona se enfrente a un problema, tendrá las herramientas sufientes para resolverlo .
Fuentes
Organización Mundial de la Salud (OMS)
Manuel Oliva, socio fundador de Center Psicología Clínica
Declaraciones de Rosa Gazol Guillén, psicóloga y fundadora de Momento Desarrollo Psicológico
Declaraciones del psiquiatra Fernando Mora
Declaraciones de Víctor Pérez Plaza, psiquiatra adjunto de la planta de psiquiatría de adultos del Hospital Gregorio Marañón
Datos sobre depresión del Instituto Nacional de Estadística (INE)