Quizá hasta hace poco usted desconocía la importancia del estrecho de Ormuz, una vía marítima de aproximadamente 161 kilómetros de largo y unos 34 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, que conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán. Esta estrecha franja separa a Irán al norte de los Emiratos Árabes Unidos y Omán al sur. Aunque puede pasar desapercibida en los mapas, su relevancia geopolítica y económica es crucial, especialmente para el transporte global de petróleo y gas natural licuado (GNL).
Según los datos de la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés) señalaba que en 2022 el flujo de petróleo a través del Estrecho de Ormuz alcanzó un promedio de 21 millones de barriles diarios, lo que representa cerca del 21% del consumo mundial de líquidos de petróleo.
El Estrecho de Ormuz es uno de los seis «puntos de estrangulamiento» o «choke points» del tránsito de petróleo que existen en el mundo, según detalla este organismo. Estos son lugares con vías navegables geográficamente limitadas y alto volumen de tráfico de petroleros. Estos cuellos de botella son de importancia crítica para el transporte marítimo de petróleo por ser más vulnerables a actos de piratería y accidentes marítimos.
¿Por qué se ha empezado a hablar del estrecho de Ormuz?
La atención sobre el estrecho ha aumentado debido a las tensiones crecientes entre Irán, Estados Unidos e Israel. Irán, tras el ataque de Estados Unidos, ha amenazado con cerrar el paso como respuesta a ataques y sanciones, lo que podría provocar un aumento significativo en los precios del petróleo y afectar la economía mundial, especialmente la europea y estadounidense. Sin embargo, esta acción tendría consecuencias graves no solo para la economía mundial, sino también para los propios intereses de Irán y sus aliados, como China.
Además, en este artículo de El Economista que ofrece algunas claves sobre el posible cierre se señala que el mercado petrolero está más diversificado ahora, con Estados Unidos como el mayor productor mundial, lo que reduciría el impacto de un cierre de Ormuz en comparación con hace 20 años
Y otro dato importante: el estrecho tiene el control dividido: Irán controla la costa norte, mientras que Omán, junto con los Emiratos Árabes Unidos, controla la costa sur, por lo que ese bloqueo no es tan fácil.
Las consecuencias, eso sí, afectarían a los precios del petróleo, pero también a productos derivados para los consumidores a nivel mundial. Por esta razón, el Estrecho de Ormuz ha sido testigo y protagonista de numerosos conflictos bélicos y tensiones geopolíticas a lo largo de las décadas. Desde los enfrentamientos durante la Guerra Irán-Irak en los años 80, que incluyeron ataques a petroleros y minado de aguas, hasta las más recientes tensiones entre Irán y potencias occidentales, especialmente Estados Unidos, como sucede en la actualidad.
Fuentes
Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés)
Artículo de El Economista