Ponte en situación. Semana Santa, Viernes Santo. Plaza de España de Calanda, localidad en la provincia de Teruel. Silencio poco antes del mediodía. La multitud, ya congregada en el sitio, vestida con túnicas moradas, lleva miles de tambores y bombos. Llegan las 12:00 horas y estalla la plaza en una gran tamborrada unísona, un estruendo que resuena, centenario, en el sur de Aragón. Es la rompida de la hora, los tambores de Calanda.
Esta tradición “tiene sus raíces en la devoción y religiosidad popular de la Semana Santa, específicamente relacionada con el Viernes Santo, aunque es difícil precisar el momento exacto en que comenzó, se sabe que esta tradición se ha transmitido de generación en generación durante varios siglos”, explica Esperanza Moreno Galindo, concejala de Medio Ambiente, Industria y Empleo del Ayuntamiento de Calanda, en entrevista con INFOVERITAS. Por su parte, Manuel Royo, presidente de la Junta Coordinadora de la Semana Santa de Calanda, nos atiende para comentar que existen distintas versiones sobre el origen de la rompida de la hora.
En cualquier caso, se trata de una tradición religiosa y cultural que cuenta con un gran arraigo en la localidad. Llegó a ser declarada fiesta de interés turístico internacional y el propio Luis Buñuel, director de cine calandino y autor de películas como Viridiana, Nazarín o El discreto encanto de la burguesía (por la que ganó un Premio Oscar), incluyó el retumbar de la tamborrada en algunas de sus películas. Esta es la historia de los tambores de Calanda.
El origen de los tambores de Calanda
Manuel Royo, presidente de la Junta Coordinadora de la Semana Santa de Calanda, comenta, en conversación con INFOVERITAS, que existen varias versiones del origen de esta tradición. “Una de ellas es la leyenda que data de 1127. Dice que cuando los cristianos viejos que todavía habitaban Calanda celebraban la Semana Santa” hubo un multitudinario ataque árabe, comunidad que aún dominaban la zona del Maestrazgo, a la localidad turolense.
Algunos pastores que se encontraban con su ganado en la parte alta de las montañas “vieron la polvareda de los caballos y avisaron haciendo sonar sus tambores dando tiempo, así, a que todos los habitantes pudieran esconderse y salvar sus vidas”.
Sin embargo, amplía, el origen del primer Calvario en Calanda data de 14 de mayo de 1595, promovido este por la orden de San Francisco de Asís. “Para ello se realizó una procesión encabezada por el estandarte de la Cofradía del Santísimo y por tres grandes cruces, también se incorporaron algunos tambores. Esta celebración se fue manteniendo en el tiempo y la incorporación de los tambores y bombos fue progresiva, así como la de más procesiones y actos que han llegado hasta nuestros días”.
La rompida de la hora
La rompida de la hora, la tamborrada, es una “tradición antiquísima que ha pasado de generación en generación. A principios del siglo XX la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre ella, manteniendo la teoría que el estruendo de nuestros tambores y bombos representaba el ruido y el terremoto ocurrido en el momento de la muerte de Cristo”, continúa Manuel Royo.
“La realidad desde, hace ya muchos años, es que este acto del Viernes Santo a las 12 en punto del mediodía, es una celebración más pagana que cristiana, familiar, emocionante y que conjuga la tradición, la familia y la amistad, todo ello alrededor de nuestros tambores y bombos”, concluye el presidente de la Junta Coordinadora de la Semana Santa de Calanda.
Esperanza Moreno, además, resalta el “profundo significado religioso, cultural y comunitario” como “un acto que une a la comunidad”. La concejala de Medio Ambiente, Industria y Empleo del ayuntamiento de la localidad afirma que para muchos calandinos participar en la rompida “es una manera de conectar con sus raíces, es un acto de encuentros, de sentimientos, de emociones. Ese temblor cuando rompe la hora es un cúmulo de nervios, de lágrimas, de emociones, sentimientos y sensaciones que solo el que lo vive lo siente en sí. Una ‘piel de gallina’ invade los cuerpos y, de ahí, se trasladan todos los sentimientos de cada uno en sus tambores/bombos. Es inexplicable con palabras, hay que venir, vivirlo y sentirlo”.
Esta es una manifestación cultural “profundamente arraigada en Calanda. Ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndose en una parte esencial de la identidad de la localidad. Los tambores y bombos, que forman el núcleo de la celebración, no solo añaden un elemento sonoro, sino que también representan el orgullo y la cohesión comunitaria. La rompida de la hora ha sido reconocida como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, lo que destaca aún más si cabe, su importancia cultural y la necesidad de preservarla. Este reconocimiento ayuda a asegurar que la tradición se mantenga viva y que se siga transmitiendo a las futuras generaciones”.
Una ciudad implicada en su tradición
La ciudad está completamente implicada en la tradición, asegura Manuel Royo. En Calanda hay 3.800 habitantes, continúa, y nueve cofradías “con sus distintas vestimentas y distintas bandas de tambores y bombos participan en los actos más religiosos: las procesiones que se realizan a lo largo de nuestra Semana Santa. También existe una banda que representa a la guardia romana, esta está comandada por un personaje llamado Longinos que viste una armadura medieval y que se convirtió ya hace años en una figura imprescindible en nuestros actos”.
El presidente de la Junta Coordinadora de la Semana Santa de Calanda explica también que la fabricación de tambores, de túnicas y de los distintos elementos que se utilizan durante esos días hace que la implicación del municipio sea “total y además necesaria. Sin duda alguna, toda gira en torno a la muerte de Jesús y para ello se celebran varias procesiones, subida al Monte Calvario, Procesión del Pregón, Procesión de la Soledad y Posesión del Santo Entierro”.
Por otra parte, amplía, esos días significan “el reencuentro con los amigos y familiares que viven fuera y nunca faltan a la cita, la rompida de la hora y la parada del Sábado Santo a las 14h son dos actos de convivencia, hermandad y tradición que no se quiere perder ningún calandino”.
Los tambores se han convertido, amplía Royo, en una seña de identidad, la festividad más importante que se celebra en Calanda y la tradición más arraigada, “capaz de unir en esos días a calandinos de distinta condición y pensamiento sin otro fin que cumplir con este legado de nuestros antepasados. Además, de la mano de Luis Buñuel han sido internacionalmente conocidos, sus actuaciones se han realizado por toda España y fuera de nuestras fronteras dándole así una publicidad y promoción muy importante para nuestro pueblo”.
Para Esperanza Moreno Galindo, concejala de Medio Ambiente, Industria y Empleo, la Semana Santa calandina atrae a numerosos visitantes año tras año “que vienen a presenciar especialmente la espectacular rompida de la hora. Este flujo de visitantes no solo ayuda a la economía local y al mantenimiento de la tradición, sino que también promueve un mayor entendimiento y apreciación de esta tradición única, dado que, además, nos ayuda a su promoción turística por todo el mundo”.
El futuro de la tradición
La rompida es una tradición centenaria que, para que perdure, necesita la participación de la juventud. Según Esperanza Galindo, la tamborrada cuenta con esto. “La implicación de la gente joven es significativa y esencial para la continuidad de esta práctica cultural y religiosa. Desde edad temprana, los niños de Calanda son introducidos a la tradición. Las familias, cofrades y escuelas de tambor se encargan de enseñarles los toques y ritmos característicos de nuestra población, asegurando así que la tradición se mantenga viva y fiel a sus orígenes”.
La participación de los jóvenes es “crucial para la preservación de nuestra Semana Santa. Ellos son los futuros custodios de la tradición y su implicación asegura que esta práctica no se pierda con el tiempo. Ellos aportan energía y vitalidad, tienen entusiasmo y están muy comprometidos en nuestra Semana Santa en todos sus actos”.
En esto coincide con Manuel Royo, que asevera que la implicación joven “es enorme” porque “viene desde la cuna, desde los brazos de tus padres que ya te hacen participar desde bebé en todos los actos, creando así ese vínculo entra los calandinos y sus tambores y bombos”.
Semana Santa, Viernes Santo. Plaza de España de Calanda, localidad en la provincia de Teruel. Silencio poco antes del mediodía. Ponte en situación. El silencio queda roto por una tradición centenaria, y con futuro, un retumbar unísono de tambores que ha acabado llegando al mundo entero desde el corazón de la Semana Santa calandina.
Fuentes
Entrevistas con Esperanza Moreno Galindo, concejala de Medio Ambiente, Industria y Empleo del Ayuntamiento de Calanda, y Manuel Royo, presidente de la Junta Coordinadora de la Semana Santa de Calanda