Terapia Gestalt: ¿ciencia o pseudoterapia?

El Ministerio de Sanidad anunció en 2018 el Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias. La finalidad de este plan era y es “revisar la evidencia científica existente de un total de 138 terapias o prácticas terapéuticas, englobadas dentro de lo que se conoce como ‘terapias alternativas’, y determinar cuáles de ellas se deberían considerar, a la luz de la evidencia científica, como pseudoterapias”, explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Entre las terapias pendientes de revisar, se espera que en 2025 estén todas revisadas, se encuentra la Gestalt.

Hace unos días, además, la juez de Instrucción número 61 de Plaza de Castilla certificó que la terapia Gestalt no tiene base científica. En este reportaje de ABC se habla en detalle el argumento de la magistrada. Pero ¿es la Gestalt una terapia o es un fraude? En este artículo, te explicamos qué es y por qué puede ser peligrosa.

¿Qué es la terapia Gestalt?

Se trata de una terapia que desciende del psicoanálisis. Fue creada en los años 40 por el matrimonio Friz (alumno directo de Sigmund Freud) y Laura Perls, con la ayuda de Paul Goodman. Pese a que su creación data de los años 40, su popularización vino durante la New Age y la contracultura norteamericana.

De acuerdo con la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), lo que diferencia sus planteamientos del resto del psicoanálisis es que en la Gestalt “no se considera tan importante realizar un análisis exhaustivo del pasado, dado que el proceso catártico de cura propugnado por el psicoanálisis debía darse en el presente” que suele traducirse por “estar aquí y ahora”.

Para conseguir este ‘darse cuenta’, los pseudoterapeutas de la Gestalt utilizan una serie de ejercicios. El más afamado de ellos es el de la silla vacía, en el que la persona afectada por algún trastorno o problema ha de proyectarlo imaginariamente a una silla y sentarse a tener una conversación con él. Otras técnicas que suelen realizar incluyen musicoterapia, psicodramas, análisis bioenergético, arteterapia, mindfulness y también algunas técnicas propias del psicoanálisis, como los test proyectivos.

Pero ¿funciona realmente?

Pese a su fama, tiene una preocupante falta de estudios que la respalden. En ese sentido, conviene señalar lo que la Organización Médica Colegial de España entiende como pseudoterapia: una propuesta de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de salud, basada en criterios sin el respaldo de la evidencia disponible.  

“La Gestalt carece casi totalmente de estudios serios específicos, y los serios genéricos no la incluyen dentro de las psicoterapias avaladas para ningún trastorno, ni siquiera para depresión, que es el que más variedad de técnicas efectivas tiene contrastadas”, indican desde la APETP. Hasta la fecha, los metaanálisis que existen sobre la efectividad de la Gestalt están mal diseñados a nivel estadístico, “con muestras no homogéneas o inválidas”, apuntan desde la APETP. Por ejemplo, algunos estudios evalúan cosas muy dispares, como ayuda a parir, depresión o comportamiento a presos y muchos de los resultados son medidos con técnicas de psicometría muy poco rigurosas o inadecuadas.

Otros estudios, en cambio, que sí han sido bien diseñados y que obtienen resultados positivos no pueden ser considerados como evidencia debido a ambigüedades en la interpretación, ya que analizan pacientes que usaron a la par la terapia Gestalt y la terapia cognitiva conductual, así que no se puede identificar la influencia de la Gestalt propiamente dicha.

Esta terapia, como conclusión, puede afectar negativamente la vida de los pacientes que requieran un tratamiento psicológico, además de que tiene consecuencias en los bolsillos del paciente. Finalmente, algunas de estas pseudoterapias pueden actuar como sectas, ya que van metiendo poco a poco al paciente en ese mundo, sin que la persona se dé cuenta.