Desde la Antigüedad, se utilizaban bulos para desprestigiar a los oponentes políticos. Aunque la desinformación no es un fenómeno novedoso, como ya sabemos, sí lo son la extensión y gravedad de los riesgos que conlleva en la era digital. De hecho, en los últimos años, la desinformación ha desarrollado nuevas estrategias y metodologías para engañar a la gente. La eclosión de la Inteligencia Artificial generativa, facilita la creación y difusión de contenidos falsos que puedan pasar por verdaderos.
Las consecuencias parecen lejanas. Sin embargo, «los efectos de la desinformación ya los vemos», advierte a INFOVERITAS Renán Estenssoro, director ejecutivo de Fundación para el Periodismo en Bolivia y miembro del comité ejecutivo de la Cumbre Global sobre Desinformación, en esta entrevista. Ejemplos recientes de los estragos de la mentira son la toma del congreso en los EE.UU., la rebelión que convocó Bolsonaro cuando perdió las elecciones en Brasil o el uso de contenidos engañosos durante los actuales conflictos bélicos.
A pocas horas de que comience este evento, que se ha convertido en todo un referente para los expertos en la materia, charlamos con él sobre la evolución de la desinformación, el papel de la IA como generador de bulos y las posibles soluciones para mitigar este complejo problema: más fact-checking, potenciar la labor de los medios tradicionales y llevar a las aulas la alfabetización mediática.
¿Cómo ha evolucionado la desinformación en los últimos años?
Ha desarrollado nuevas estrategias y metodologías para engañar a la gente. Aplica la IA, sus productos son mucho mejor elaborados tanto en la forma como en el contenido. Hace unos años, gran parte de sus textos estaban escritos con mucha desprolijidad, haciendo un mal uso del lenguaje. Ahora eso ha cambiado, se cuidan mucho más. Y es que el negocio, para las «empresas» que se dedican a esto, seguramente ha crecido y es más atractivo, lo que les permite mejorar sus «servicios».
¿Qué armas tiene la sociedad en la batalla contra la desinformación?
Las sociedades, y especialmente los Estados, deberían desarrollar una estrategia alrededor de los siguientes actores:
- Potenciar a los medios de comunicación tradicionales y digitales, para que la gente se informe a través de los mismos y deje de acudir a las redes sociales en busca de información. En este marco, deberá pensarse en la articulación de Estado – Medios – Empresarios. Recordemos que en gran parte de los países latinoamericanos, el Estado es el gran anunciante y de su pauta publicitaria depende la subsistencia de los medios.
- Introducir la alfabetización informacional y digital en la curricula escolar para que los/as estudiantes puedan utilizar de manera beneficiosa y segura el internet. Es importante que los/as docentes sean quienes orienten sobre el uso correcto de internet y, al mismo tiempo, lo utilicen en la enseñanza.
- Potenciar a las verificadoras de contenidos con el objeto de que las mismas puedan alcanzar una mayor penetración en la sociedad y ampliar su radio de acción. Sin las verificadoras, la lucha contra la desinformación esta perdida. Son estas entidades las que le otorgan el rango de veracidad o falsedad a los contenidos aplicando sus protocolos, códigos de principios y metodologías. Sin las verificadoras, la verdad puede transformarse en mentira con sólo un par de mensajes de los desinformantes.
¿Hasta qué punto se puede confiar en Chat Gpt y otros sistemas similares de IA para detectar una desinformación?
Yo no creo que se pueda confiar de manera ciega en el Chat Gpt, pero tampoco que no se lo utilice. Siempre debe existir una mente humana que oriente su uso, que analice sus conclusiones y que racionalice su análisis. Es obvio que no podemos mirar hacia otro lado y no utilizar la IA, pero debemos hacerlo desde nuestros parámetros y valores.
¿Qué consecuencias tiene la decisión de Meta de suprimir la verificación de sus contenidos?
A mi juicio fue una decisión desacertada. Las plataformas deben asumir su responsabilidad frente a la sociedad. Ellas son parte del problema, si no existiese internet no existirían las plataformas ni la crisis que esta generando la desinformación. Debemos ser claros, a través de la desinformación estallan conflictos, se ponen y deponen presidentes, se difunden ideas polarizantes, el discurso de odio esta en su apogeo, etc.. Tenemos un gran problema como sociedad, y las plataformas deben ayudar a controlarlo.
¿Cómo podemos hablar con un adolescente que sólo se informa mediante youtubers e influencers?
Bueno , hay que hablar su idioma. Y debemos producir programas para ese sector de la población. Por ello, hay que preguntarse: «¿Qué les gusta? ¿Cómo les gusta?» Muy pocos gobiernos, organizaciones y medios han dirigido la mirada hacia ese segmento de la población a pesar de que en poco tiempo más, definirán el futuro del planeta. ¿Qué les queremos decir? Si ellos encuentran soluciones o confían en los influencers, pues tendremos que formar influencers democráticos.
¿Qué efectos puede tener la desinformación a largo plazo en los ciudadanos?
Los efectos ya los vemos. Ejemplo de ello fue la toma del congreso en los EE.UU., el Brexit, la rebelión que convocó Bolsonaro cuando perdió las elecciones en Brasil, la desinformación rusa de la guerra en Ucrania o la fuerte intervención de la desinformación en las campañas electorales en todo el mundo. La posverdad trastoca los valores de las sociedades democráticas, y ello es muy peligroso para nuestra forma de vida, el estado de derecho y los DD.HH.. Frenarla es responsabilidad tanto de la sociedad como de los Estados, los organismos internacionales y las plataformas.
La Cumbre Global sobre Desinformación se ha convertido en una cita ineludible en la lucha global contra la desinformación. Este año celebra su quinta edición los días 17 y 18 de septiembre, un encuentra que reunirá a periodistas, investigadores, académicos, fact-checkers, referentes de medios y gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, profesores y estudiantes. Más información aquí.