La discapacidad, del tipo que fuere, no es una condición personal, sino la expresión de la interacción, entre una persona con limitaciones en su funcionamiento diario, y las diferentes barreras que encuentra en el contexto en el que se desenvuelve.
Según la información de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia 2020 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 4,38 millones de personas en España tienen algún tipo de discapacidad.
Todavía persisten muchas falsas creencias sobre la discapacidad, lo que repercute en las condiciones de vida de estas personas. Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, INFOVERITAS derriba algunos mitos:
Mito 1. Quienes tienen discapacidad sólo pueden ir a escuelas especiales
Falso. No es cierto que las personas con discapacidad solo puedan acudir a los Centros de Educación Especial. Desde la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) señalan que “las personas con discapacidad pueden (y tienen derecho a) estudiar en centros educativos ordinarios, ya que es la educación más adecuada para todo el alumnado, que fomenta la convivencia y el pleno desarrollo de estudiantes con y sin discapacidad.”
De la misma opinión se muestra Cyntia Cayetano, directora de Centros de ATADES, experta en temas de género y ciudadanía, quien explica que, según recoge el artículo 24 de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, las personas con discapacidad tienen el derecho a recibir una educación de calidad.
Por desgracia, esta experta indica que, “ni las adaptaciones responden, en la mayoría de los casos, a las necesidades del colectivo, ni los centros ordinarios garantizan los apoyos necesarios para el ejercicio de este derecho”.
“Los estudiantes con necesidades educativas especiales requieren de un personal y unos recursos que, en muchos casos, solo los centros de educación especial ofrecen, y además sufragan”, agrega.
Mito 2. Las personas con discapacidad no pueden ser independientes
Falso. Las personas con discapacidad son personas iguales a las demás y, por tanto, con características, intereses y fines propios, equiparables a los de cualquier persona. Las posibilidades de desarrollar una vida independiente, conforme a esos intereses, podrán materializarse según el perfil de necesidades de cada persona y los apoyos reales que reciba.
De hecho, “muchas personas con discapacidad alcanzan cada día el sueño de una vida autónoma, accediendo a viviendas dentro del contexto comunitario, a través de los ajustes razonables y apoyos necesarios”, explica Cyntia Cayetano.
Desde COCEMFE recuerdan que las personas con discapacidad pueden ser independientes y tomar decisiones sobre su propia vida cuando cuentan con todos los apoyos necesarios para vivir con autonomía, “lo cual incluye productos y tecnologías de apoyo, acceso a productos y tratamientos sanitarios, disponer de recursos y servicios como la asistencia personal, tener suficientes recursos económicos, un empleo adecuado, etc.”.
En ese sentido, es fundamental cumplir la normativa de accesibilidad en nuestro país, que obliga a que todos los productos, entornos, bienes y servicios sean accesibles desde 2017.
Mito 3. La discpacidad es una enfermedad
Falso. Desde ATADI señalan que “la discapacidad intelectual no es una enfermedad, aunque puede ser causada por una”. De hecho, una falsa creencia que todavía persiste es confundir discapacidad intelectual con enfermedad mental. Para que a una persona se le diagnostique una discapacidad intelectual debe tener un cociente intelectual igual o inferior a 70, algo que no sucede en las personas con enfermedades mentales.
Además, la discapacidad intelectual es una condición permanente y no tratable, mientras que las enfermedades mentales pueden revelarse en cualquier momento de la vida, a menudo son temporales y se pueden tratar. “Puede darse el caso de que una persona con discapacidad intelectual tenga una enfermedad mental, del mismo modo que otros individuos sin discapacidad”, apuntan fuentes de ATADI.
Mito 4. La accesibilidad es cara y costosa
Falso. Este es otro de los mantras que arrastra la discapacidad. “No es cierto, la accesibilidad no tiene por qué suponer un coste económico mayor que muchos de los procesos que incorporamos en los sistemas productivos o los procesos diarios de nuestro contexto laboral. La accesibilidad es una inversión, una inversión en calidad de vida, y el esfuerzo de la modificación en nuestros hábitos”, señala Cyntia Cayetano, directora de Centros de ATADES y experta en temas de género y ciudadanía.
Mito 5. Las personas con discapacidad no tienen deseo sexual
Falso. Como ocurre con toda la población, entre las personas con discapacidad hay todo tipo de circunstancias con relación a las relaciones sexuales. “Sin embargo, el ejercicio de este derecho subjetivo encuentra mayores barreras en su materialización, bien por las limitaciones derivadas de las características de la propia persona, bien por las restricciones en su proceso de socialización sexual”, precisa esta experta.
Mito 6. Las personas con discapacidad intelectual son más agresivas
Falso. La discapacidad no lleva incorporada una cuota de agresividad en sí misma, no es una condición de la persona.
Mito 7. Todas las personas con discapacidad reciben una pensión y no trabajan
Recibir una pensión no tiene relación con tener discapacidad, sino con una incapacidad laboral. “Tener certificado de discapacidad te da acceso al sistema de derechos y prestaciones establecido en España para las personas con discapacidad, que incluye determinadas ventajas fiscales, laborales, educativas, sociales, pero no supone cobrar una pensión”, concluyen desde COCEMFE.
Fuentes
Instituto Nacional de Estadística (INE)
Artículo 24 de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad
Declaraciones de Cyntia Cayetano, directora de Centros de ATADES y experta en temas de género y ciudadanía
Declaraciones de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE)