Linfoma es un término amplio que describe un cáncer que comienza en las células del sistema linfático. Desde la Fundación Josep Carreras explican que el sistema linfático “es una red de órganos (bazo y timo), ganglios linfáticos, conductos y vasos linfáticos que producen y transportan linfa desde los tejidos hasta el torrente sanguíneo”. Se trata de una parte fundamental del sistema inmunitario de nuestro cuerpo y nos ayuda a protegernos contra los gérmenes, incluyendo las bacterias y virus. Aunque existen muchos tipos, los más frecuentes son: el linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin.
“Alrededor de 10.000 personas son diagnosticadas de linfoma cada año en España”, destacan desde la Fundación Cris Contra el Cáncer. Como sucede con otros tumores, la detección temprana es fundamental para curar la enfermedad. Por eso es conveniente conocer los signos de alarma, para poder consultar con el médico si estos son persistentes. Estos son: hinchazón indolora de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas o la ingle, fiebre, fatiga persistente, sudores nocturnos, picazón en la piel, dificultad para respirar o pérdida de peso sin una explicación aparente.
Pese al número de diagnósticos, persisten muchas falsas creencias y dudas sobre la misma. Por eso hoy, 15 de septiembre, con motivo del Día Mundial del Linfoma, desde INFOVERITAS derribamos los mitos más comunes sobre esta enfermedad.
Mito 1. El linfoma y la leucemia son básicamente lo mismo
Falso, aunque en ocasiones resulta complicado reconocer las diferencias. El linfoma es un tumor producido por la proliferación de células linfoides, principalmente en los ganglios linfáticos, mientras que la leucemia se origina en la médula ósea y en la sangre. Por precisar, la leucemia es una proliferación incontrolada de una población anómala de células de la sangre. Estas células se infiltran en la médula ósea impidiendo la formación de las demás células normales y además invaden la sangre y otros órganos.
De acuerdo con la Asociación Americana contra el Cáncer, “la diferencia principal entre las leucemias linfocíticas y los linfomas es que, en la leucemia, la célula cancerosa se encuentra principalmente en la sangre y la médula ósea, mientras que el linfoma tiende a estar en los ganglios linfáticos y en otros tejidos”. Además, los síntomas y tratamientos de la enfermedad tampoco son los mismos.
Mito 2. Solo existe un tipo de linfoma no Hodking
Falso. Desde la Fundación Josep Carreras señalan que los linfomas (o cánceres del sistema linfático) se clasifican en dos grandes tipos: el linfoma de Hodgkin y los linfomas no hodgkinianos (o no Hodgkin). “Existen más de 60 subtipos diferentes de linfomas no Hodgkin con pronósticos y tratamientos completamente distintos”, indican en su página web.
No obstante, desde un punto de vista práctico se dividen en: linfomas agresivos o linfomas de alto grado o linfomas indolentes o de bajo grado. Los primeros suelen expandirse más rápidamente y son más agresivos que los del segundo grupo.
“Paradójicamente, los linfomas no Hodgkin agresivos acostumbran a responder bien a los tratamientos quimioterápicos, mientras que los linfomas indolentes son muy difíciles de erradicar por completo, aunque con los tratamientos actuales los pacientes pueden vivir muchos años y la mayoría del tiempo sin síntomas”, destacan.
Mito 3. Los niños contraen leucemia, no linfomas
Falso. SI bien es cierto que la leucemia es el cáncer más común en niños y adolescentes, eso no significa que sean inmunes a los linfomas. De hecho, el linfoma infantil representa el 8% de los cánceres en niños y adolescentes. El 5% tendrá un linfoma de Hodgkin y el 3% un linfoma no–hodgkiniano. Así lo recogen los datos de la Fundación Josep Carreras.
Mito 4. El linfoma es una enfermedad hereditaria
Falso. Desde la Clínica Mayo de Estados Unidos señalan que no es una enfermedad hereditaria, “aunque los miembros de una misma familia pueden ser más susceptibles a padecerla”. Sin embargo, creemos que hay algunos genes de susceptibilidad que pueden conllevar el riesgo de tener más probabilidades de tener un linfoma. “Pero eso requiere que ocurra algo más, como una exposición a toxinas o virus, entre otros”, agregan. Por ejemplo, hay muchos datos que indican la posibilidad de la participación del virus de Epstein-Barr (VEB), pero hasta el momento no se ha podido establecer una prueba definitiva de ello.
Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) destacan en relación con el linfoma de Hodgkin que los familiares en primer grado de los pacientes con esta enfermedad presentan un riesgo hasta cinco veces mayor de sufrir el linfoma. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una enfermedad hereditaria, ya que solo se ha observado la probabilidad de una agregación familiar hereditaria (linfoma de Hodgkin familiar) en menos del 5% de los casos.
Fuentes
Fundación Cris Contra el Cáncer
Asociación Americana contra el Cáncer
Página web de la Clínica Mayo de Estados Unidos