Antidepresivo, afrodisiaco, adictivo… En torno a la figura del chocolate se han articulado numerosos mitos y leyendas sobre sus beneficios y sobre las consecuencias de su ingesta que han pasado de generación en generación pero que no siempre son ciertas. A continuación, con motivo del Día Internacional del Chocolate, desvelamos de la mano de expertos algunas de las falsas creencias que rodean a este alimento:
Mito 1. El chocolate causa acné
Seguro que más de una vez durante la adolescencia has escuchado la frase: “no comas chocolate, que te van a salir granos.” Aunque se sigue relacionando la aparición de granitos con el consumo de chocolate, lo cierto es que hasta la fecha “no hay ninguna evidencia científica que confirme que el chocolate provoque acné”, señala Cristina Pintado, profesora en la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la UCLM en Toledo.
Entre los expertos tampoco hay consenso respecto a este tema, como evidencian las publicaciones: algunas confirman este hecho, pero otras lo desmienten.
En la Guía para pacientes con acné elaborada por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) se explica que la aparición del acné se produce “como consecuencia de un aumento en la producción de grasa y un taponamiento de los folículos”. Sin embargo, su aparición no se justifica por un único factor, sino por la acción conjunta de varios de ellos: la herencia genética, desórdenes hormonales, secreción sebácea, infecciones y dieta.
Desde el organismo apuntan a que este último punto es un tema todavía muy debatido: “Estudios científicos rigurosos no han encontrado evidencias de que algún alimento produzca o empeore el acné”, apunta la Academia Española de Venereología. No obstante recomiendan seguir una dieta equilibrada, sana y variada, rica en frutas y verduras, sin prohibiciones, pero sin abusar de los alimentos grasos o con una elevada carga glucémica, procesados o refinados.
Mito 2: El chocolate es afrodisíaco
Es un mito que el chocolate tenga efectos afrodisíacos, pero como todo mito “tiene una parte de verdad”, apostilla Cristina Pintado Losa. El chocolate contiene feniletilamina, un neurotransmisor que también se produce de forma natural en nuestro cerebro y que está relacionado con los fenómenos de enamoramiento. “Es por esta razón que se le ha atribuido ese presunto poder afrodisíaco del chocolate”, explica la experta.
Pero la feniletilamina no trabaja sola. Otras sustancias intervienen en el cerebro cuando aparece el amor: dopamina y serotonina. En la etapa del enamoramiento tienen lugar la atracción y el deseo, gracias a la feniletilamina, que hace que los niveles de serotonina desciendan y se incrementen los niveles de dopamina.
“En el momento en el que se crean fuertes vínculos con la persona aumenta el nivel de serotonina creando un nivel estable en la pareja y regulando los estados de ánimo. Una vez que los lazos están establecidos, aparecen otros neurotransmisores como la vasopresina y la oxitocina, que ayudan a mantener las relaciones a largo plazo”, relata esta profesora de la Universidad de Castilla La Mancha.
Mito 3: El chocolate es adictivo
Algunas personas se declaran adictas al chocolate y necesitan tomarlo cada día. Aunque no se puede considerar per se una sustancia adictiva, sí que es cierto que ingerir chocolate activa el mismo circuito de recompensa que genera el consumo de algunas sustancias estupefacientes. “El consumo de cacao activa el circuito de recompensa cerebral, y estimula la liberación de dopamina por diferentes vías: contenido en grasas, azúcar, textura, cafeína, teobromina. La liberación de dopamina está asociado a la sensación de bienestar”, dice Cristina Pintado.
El deseo de comer chocolate proviene de un placer sensorial: si vemos, olemos o estamos en un ambiente donde se ha consumido chocolate, inmediatamente se activan mecanismos cerebrales que nos llevan a desear con fuerza comer chocolate para que se active el circuito de la recompensa y se libere dopamina, asociado a la sensación de placer y bienestar ya que el cerebro asocia comer chocolate con una sensación de bienestar. Por tanto, en función de cada persona sí que puede resultar, en cierta manera, adictivo.
Mito 4: El chocolate es antidepresivo
Comer chocolate genera en nuestro cuerpo una sensación de bienestar por la activación del circuito de recompensa y aumento en la liberación de dopamina, por eso en algunos casos concretos puede tener un efecto antidepresivo que puede ayudar a calmar la ansiedad en determinados casos.
“Además, tiene un alto contenido en aminoácidos. Por ejemplo, contiene triptófano, aminoácido a partir del cual se sintetiza serotonina. La serotonina es un neurotransmisor cuyos niveles se encuentran disminuidos en caso de depresión. También contiene fenilalanina y tirosina, que son precursores de los neurotransmisores noradrenalina y dopamina, respectivamente, que también se encuentran alterados en caso de depresión”, explica la docente.
Mito 5: Provoca hiperactividad en los niños
No, el chocolate no provoca hiperactividad en los niños. El chocolate contiene cafeína y teobromina que tienen un efecto estimulante sobre el sistema nervioso central y es cierto que pueden alterar el sueño si se consumen en alta proporción, pero no provocan hiperactividad.
Sencillamente porque el contenido por onza de teobromina es del 2,2-2,8% y el de cafeína 0,6-0,8- una tableta contiene entre 10 y 25mg, según el porcentaje de cacao, señala la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), “una cantidad muy pequeña como para alterar el comportamiento y el sueño”, puntualiza Cristina Pintado. Si bien, este porcentaje varía en función de la pureza del cacao y del tipo de producto, siendo mayor el contenido cuanto mayor es la pureza del cacao.
Fuentes
Guía para pacientes con acné elaborada por la Academia Española de Dermatología y Venereología
Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)
Ficha del chocolate de la Federación Española de Nutrición (FEN)