(*) ACTUALIZADO (27/5/2023)
Se ha extendido la creencia de que los parques eólicos incrementan la temperatura en el área en la que se ubica el parque y son los responsables del cambio climático.
Sin embargo, esto no es cierto. Estas infraestructuras no añaden calor significativo a la atmósfera, solo lo redistribuyen. En este artículo te lo explicamos.
Para empezar, ¿de dónde surge esta creencia? Sara Pizzinato, coordinadora de Campaña del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace, explica que estos bulos nacen de diferentes estudios publicados en los últimos años. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Cell Press titulado «Impactos climáticos de la energía eólica», que data de 2018, o este otro informe, «La influencia de la energía eólica a gran escala en el clima global», que fue publicado en 2004 en la revista PNAS, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Supuestamente, estas publicaciones aseguran que en estos textos se demuestra que en aquellas áreas donde se ubican estas infraestructuras la temperatura local aumenta en comparación con otras zonas que no cuentan con aerogeneradores, donde no se incrementarían los grados. Sin embargo, estos resultados tienen matices. Se han estimado los incrementos de temperatura que se originarían si se generase un determinado porcentaje de energía eléctrica, para ello se han utilizado modelos meteorológicos.
No calientan la atmósfera, redistribuyen el calor
Juan Esteban Palenzuela, portavoz de AEMET, señala que “los grandes parques eólicos no ‘calientan’ la atmósfera. Simplemente redistribuyen el calor, sin incrementar su energía. Esa redistribución del calor provoca ese aumento de temperatura en la superficie”. “Esto contrasta con los efectos de los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, que provoca un aumento real en la energía contenida en la atmósfera, y por lo tanto de la temperatura, al absorber la atmósfera más radiación de onda larga procedente del conjunto Tierra-atmósfera”, explica.
Una explicación similar ofrece Sara Pinzzinato, de Greenpeace: “Lo que hacen las aspas de los molinos es redistribuir el calor”. Básicamente, lo que sucede es que el aire caliente pesa menos, por lo que asciende más rápido, al contrario que el frío, que pesa más, y está más cerca del suelo. Pero las aspas, con sus movimientos hacen que ese aire caliente descienda, lo que puede provocar que las temperaturas aumenten de manera temporal cuando los aerogeneradores están en funcionamiento.
“Los grandes parques eólicos producen incrementos en la temperatura del aire en superficie en el área donde se ubica el parque. Este incremento se debe más al efecto de mezcla del aire en la capa límite atmosférica que a la disipación de energía cinética”, señala el portavoz de AEMET.
No obstante, el incremento de temperatura se observa especialmente en las temperaturas mínimas, aunque depende de las condiciones meteorológicas, se han estimado incrementos alrededor de 0,5º C. Por tanto, no se trata de un aumento llamativo. Eso sí, Palenzuela señala que «también se han observado descensos de temperatura en zonas alejadas de los grandes parques eólicos muchos km (corriente abajo)».
Los parques eólicos no son responsables del cambio climático
La coordinadora de campaña del Área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace aclara que estos estudios no sugieren que los molinos de viento sean responsable del cambio climático. «El incremento de temperatura se ha puesto de manifiesto comparando datos obtenidos desde satélite antes y después de la instalación de grandes parques eólicos, pero eso no significa que contribuyan al cambio climático, puesto que no se está introduciendo más energía en la atmósfera», indica Juan Esteban Palenzuela.
A pesar de ese incremento de temperatura, los grandes parques eólicos no tienen otras influencias negativas, como el uso de combustibles fósiles y el correspondiente incremento en el CO2. Los expertos consultados por INFOVERITAS recuerdan que el efecto de los gases de efecto invernadero es acumulativo y durará siglos. «En cambio, los efectos de los parques eólicos se detendrían inmediatamente si dejaran de funcionar”, puntualiza Sara Pizzinato, es decir serían inmediatamente reversibles.
Además, recuerdan que el uso de este tipo de energía no provoca otros efectos negativos sobre el sistema climático, como aumento del nivel del mar, aumento de la temperatura de los océanos, acidificación de las aguas, pérdida de masas de hielo, etc.
(*) ACTUALIZADO a fecha de 27 de mayo de 2023 para precisar las siguientes declaraciones del portavoz de la AEMET, Juan Esteban Palenzuela: “El incremento de temperatura se ha puesto de manifiesto comparando datos obtenidos desde satélite antes y después de la instalación de grandes parques eólicos, pero eso no significa que contribuyan al cambio climático, puesto que no se está introduciendo más energía en la atmósfera.»
Fuentes
Declaraciones de Juan Esteban Palenzuela, portavoz de Aemet
Declaraciones de Sara Pizzinato, Coordinadora de Campaña del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace