Hoy, 8 de agosto, se celebra el Día de la Encefalomielitis Miálgica Severa, también conocida como síndrome de fatiga crónica. Esta enfermedad, que se define como un trastorno complejo del sistema nervioso, se caracteriza por una fatiga intensa y persistente que no mejora con el descanso.
Tal y como apunta la Asociación de Personas con Encefalomielitis Miálgica, al menos en una parte de los pacientes se produce tras contraer un virus (agentes infecciosos), como el Epstein-Barr, el citomegalovirus, el herpes zoster o el MERS y, en algunos casos, puede derivar de una operación o un accidente.
De hecho, se estima que el 90% de las personas afectadas está sin diagnosticar, según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia y que España tarda en identificar a un paciente con encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) una media de ocho años y medio. Dadas estas cifras, cabe preguntarse por las claves que rodean esta enfermedad crónica y limitante. Desde INFOVERITAS las ofrecemos a continuación.
Algunos datos sobre la fatiga crónica
La encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) es un trastorno que afecta predominantemente a las mujeres. No obstante, la enfermedad también puede afectar a niños, adolescentes y adultos de todas las edades, aunque la prevalencia es mayor entre personas de 40 y 60 años.
La afección también se puede llamar enfermedad de intolerancia al esfuerzo sistémico (EIES), de acuerdo con Medline Plus, la biblioteca médica de Estados Unidos. Las personas con esta patología no son capaces de realizar sus actividades cotidianas y con frecuencia pueden quedar postradas en una cama.
¿Qué causa la fatiga crónica?
A pesar de numerosos estudios, la causa exacta de la fatiga crónica aún se desconoce. Se cree que una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales puede contribuir a su desarrollo. Algunas teorías incluyen:
- Infecciones virales: se han identificado algunos virus que pueden desencadenar o exacerbar los síntomas, aunque no son la causa en todos los casos.
- Desregulación del sistema inmunológico: el sistema inmunológico de las personas con fatiga crónica puede funcionar de manera diferente, lo que podría contribuir a la inflamación y a otros síntomas.
- Producción de energía: la manera en que las células dentro del cuerpo obtienen energía es diferente en las personas con EM/SFC que en las personas sin esta afección. No está claro cómo esto está relacionado con el desarrollo de la enfermedad.
- Factores psicológicos: el estrés, la depresión y otros problemas de salud mental pueden empeorar los síntomas de la fatiga crónica.
Asimismo, se ha descubierto que el COVID persistente podría ser una de las causas de la fatiga crónica. Algunos estudios como este publicado en el Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos sugieren que el SARS-CoV-2 podría desencadenar una respuesta inflamatoria prolongada en el organismo que, a su vez, podría contribuir al desarrollo de la EM/SFC.
Los síntomas del COVID prolongado son similares a los de la fatiga extrema, lo que ha llevado a los investigadores a explorar la hipótesis de que el virus podría actuar como un factor desencadenante en algunos casos de esta enfermedad crónica. “La similitud entre los cuadros y la plausibilidad biológica pueden ser orientativas para indicar que el síndrome de COVID persistente no constituye una nueva entidad, sino que es, en algunos casos, una encefalomielitis miálgica”, detallan en el citado estudio.
Síntomas comunes de la fatiga crónica
Tal y como se informa desde Medline Plus, hay tres síntomas principales o «centrales» en las personas con EM/SFC y son: la fatiga profunda, empeoramiento de los síntomas después de actividad física o mental o los problemas para dormir.
Las personas con EM/SFC también experimentan a menudo al menos uno de los siguientes dos síntomas:
- Olvidos o problemas de concentración (también llamado «neblina cerebral»).
- Empeoramiento de los síntomas al estar de pie o sentado, conocido como intolerancia ortostática.
Asimismo, es frecuente el dolor articular sin hinchazón ni enrojecimiento, debilidad muscular en todo el cuerpo o dolores de cabeza diferentes a los que ha experimentado en el pasado, dolor de garganta, sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o debajo de los brazos, escalofríos, sudores nocturnos, problemas digestivos o alergias.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la fatiga crónica puede ser desafiante, ya que no existe una prueba única para confirmar la enfermedad. Los médicos suelen basar el diagnóstico en una evaluación exhaustiva de los síntomas del paciente, descartando otras posibles afecciones que puedan causar manifestaciones similares. El examen médico completo puede incluir desde análisis de sangre y de orina, hasta pruebas de trastorno del sueño, según destaca la institución médica Clínica Mayo.
Tratamiento de la fatiga crónica
Actualmente, no existe una cura para la fatiga crónica. Sin embargo, de acuerdo con los datos facilitados por Clínica Mayo, existen abordajes que pueden ayudar a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Estos tratamientos pueden incluir medicamentos, terapias cognitivo-conductuales y terapía física para aumentar la tolerancia al ejercicio y mejorar la fuerza muscular.
Fuentes
Asociación de Personas con Encefalomielitis Miálgica
Noticia de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE)
Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia