Seguro que has escuchado miles de veces este consejo: “Hay que beber ocho vasos al día”. Beber agua es fundamental para que el organismo funcione adecuadamente. Sin embargo, ¿es necesario ingerir dos litros diarios?
Con motivo del Día Mundial del Agua, desmentimos esta y otras falsas creencias sobre su consumo que todavía persisten.
Beber agua cruda es bueno para la salud
Desde hace unos años está de moda beber agua cruda, que se envasa y se distribuye sin tratarse químicamente. Es decir, beber directamente, por ejemplo, de un manantial. Pero ¿qué hay de malo en la higienización del agua? De acuerdo con la nutricionista y divulgadora Beatriz Robles, “según los empresarios que venden agua cruda, la potabilización acabaría con las bacterias beneficiosas que, por supuesto, el agua de su empresa sí conserva”.
Además, algunos aseguran que el agua corriente puede contener todo tipo de compuestos peligrosos. Algunos sugieren, incluso, que podría contener restos de fármacos empleados para el control de la natalidad.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Aunque sea cristalina y pura, puede estar contaminada con parásitos, virus y bacterias, lo que aumenta el riesgo de desarrollar ciertas infecciones.
Es importante ingerir cada día ocho vasos de agua
Depende. Desde la Clínica Mayo de Estados Unidos recuerdan que hay personas que con menos de ocho vasos puede ser suficiente y otras pueden necesitar más. De hecho, la necesidad de ingerir más o menos líquidos varía en función del ejercicio, si hace más o menos calor o la salud de cada uno.
Además, recuerdan que algunos alimentos contienen una parte significativa de agua. “Por ejemplo, casi el 100% del peso de muchas frutas y verduras, como la sandía y la espinaca, es agua”, aseguran. Y ¿cómo saber si estamos bien hidratados? “No se tiene sed y la orina es incolora o de color amarillo”, señalan desde este centro médico.
La embotellada es mejor que la del grifo
Para empezar, es importante señalar que tanto la de grifo como la embotellada cumplen unos requisitos muy estrictos para el consumo humano. De hecho, la única diferencia entre estos dos tipos es el sabor, ya que, en algunas regiones, el agua es más dura, y puede resultar menos agradable para el paladar. No obstante, si lo que no resulta agradable es el sabor, se puede optar por una jarra filtrante.
Atendiendo a otras cuestiones, la de grifo resulta más económica y más sostenible con el medio ambiente, ya que la embotellada embotellada supone un gran impacto.
Como conclusión, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), “el agua corriente del grifo es la mejor opción, de buena calidad y más económica. Pero no en todos los lugares tiene la misma calidad: en ese caso, la solución es recurrir al agua envasada.”
Fuentes
Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)
Página web de la Clínica Mayo