Durante las últimas semanas, han aparecido en redes sociales varios mensajes supuestamente divulgativos sobre el hábito que tienen algunos niños de comer tierra y los beneficios que supone. Es inevitable no pensar, por ejemplo, en el personaje de Cien años de soledad, Rebeca, que tenía el hábito de comer tierra y la cal de las paredes.
Sin embargo, ¿comer tierra es solo fruto de la ficción? ¿Tiene algún beneficio? ¿Debemos hacer caso a estos mensajes que se comparten en redes sociales?
Desde INFOVERITAS hemos consultado con expertos para resolver las dudas sobre esta práctica.
¿Qué es la geofagia o la pica?
Según la Real Academia de la Lengua Española, la geofagia es el “hábito morboso de comer tierra o sustancias similares no nutritivas”. Al parecer, esta práctica, conocida también como pica, podría estar relacionada con problemas emocionales, como el estrés, el trastorno obsesivo-compulsivo o un trastorno del desarrollo, tal y como apuntan desde la clínica Mayo, y puede suceder con otras sustancias como el hielo.
El doctor Roi Piñeiro, de la Asociación Española de Pediatría ha explicado al equipo de INFOVERITAS que esta tendencia de comer sustancias no nutritivas se conoce como pica. “En niños, a corto plazo, puede ser una forma natural de exploración sensorial, un juego normal para experimentar diversos sabores o texturas en la boca. A largo plazo, tanto en niños como adultos, es un trastorno alimentario que puede ser secundario a una deficiencia nutricional o debido a problemas psicológicos”.
¿Es peligroso comer tierra?
Según el pediatra Roi Piñeiro, comer tierra puede resultar dañino para los dientes y las encías, ya que “nuestra boca no está preparada para masticar tierra”. Asimismo, sostiene que la tierra puede contener microorganismos patógenos, parásitos y sustancias tóxicas “como pesticidas o productos químicos que podrían causar enfermedades e intoxicaciones”. Ingerir tierra interfiere en la absorción de algunas sustancias, provocando, incluso, deficiencias nutricionales. Este experto añade que “grandes cantidades de tierra pueden acumularse en el intestino y generar una obstrucción”.
Por lo tanto, comer tierra puede ser peligroso. Pese a que según su composición y a que se encontrasen algunos minerales beneficiosos para el organismo, “no se pueda recibir con una dieta variada y normal”, explica el pediatra. No existe ningún beneficio comer tierra “no tiene sentido en el primer mundo”, indica Piñeiro.
El psicólogo infanto-juvenil Abel Domínguez, del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, coincide con el pediatra. “La conducta de la pica puede resultar controvertida, por una parte, encontramos firmes defensores de que los humanos, como otros animales, comen tierra para equilibrar determinados déficits de nutrientes que se podrían encontrar en esta tierra o este tipo de sustancias, y, por otra parte, detractores que explican que no tiene ningún tipo de sentido a nivel adaptativo”, asegura, remarcando también que esta conducta puede resultar perjudicial para la salud.
Abel Domínguez explica que esta conducta no responde a un instinto básico. “Hemos perdido tantos instintos que creo que, hoy en día, no sabemos diferenciar más allá del hambre, del sueño, y de unos pocos instintos básicos. En comparación con los que teníamos hace miles hace miles de años”. Por lo que resultaría complejo que la mente identificara que necesita comer tierra “si no hay un razonamiento o conocimiento previo, comer tierra carece de lógica y de fundamento evolutivo”.
El origen de esta práctica
Los expertos señalan que el peligro reside en el desconocimiento de los componentes de la tierra. La nutricionista Tamara Moya, miembro de la Comisión de Sanidad del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), ha asegurado que ingerir sustancias como tierra es peligroso, porque “no tenemos forma de saber qué contiene esa tierra, puede que haya estado expuesta previamente a sustancias químicas tóxicas procedentes de la agricultura u otras actividades e incluso presentar metales pesados o virus, bacterias o parásitos peligrosos para el ser humano”.
El psicólogo Domínguez insiste en que lo perjudicial se debe a que no se consume el material aislado o esterilizado, “por ejemplo, está generalizada la venta de carbón activo, una sustancia que puede encontrarse en la tierra, para aliviar indigestiones o digestiones difíciles”. Sin embargo, existe el riesgo de introducir patógenos en el organismo que se encuentran en la tierra u otras sustancias análogas, si el consumo es directamente del suelo.
Ingesta de parásitos y lombrices
Además, podría provocar una ingesta de lombrices. Tal y como explica el doctor Roi Piñeiro, las lombrices oxiuros o Enterobius vermicularis,o los huevos de estos parásitos, pueden estar presentes en la tierra. Por lo que “si comes tierra, es posible que estés comiendo también parásitos”, puntualiza.
La nutricionista Tamara Moya nombra otros parásitos que podemos encontrar en la tierra “la Giardia lamblia, se puede encontrar en los quistes de los suelos y podríamos infectarnos con este parásito intestinal. Lo mismo puede ocurrir con el Ancylostoma spp y otros parásitos. También sucede con las bacterias como la E.coli o con virus como la hepatitis A”.
¿A qué se debe este problema conductual? ¿A quién afecta?
Según el laboratorio MSD, “la pica por sí misma rara vez altera el funcionamiento social, pero a menudo se produce en personas con otros trastornos mentales que sí repercuten en este. Estos trastornos son el autismo, la discapacidad intelectual y la esquizofrenia”.
Tamara Moya explica que la pica puede afectar indistintamente a hombres y mujeres, si bien existen algunos grupos de mayor riesgo como “personas con sobrepeso u obesidad, mujeres embarazadas, personas en el espectro autista, con trastornos psiquiátricos, alguna discapacidad intelectual, o personas que padecen déficits nutricionales”.
Por lo que respecta a las mujeres embarazadas, el trastorno de la pica surge para aliviar o evitar las náuseas durante el embarazo. Sin embargo, Moya insiste en que puede suponer un riesgo para su salud y la del bebé, ya que “hay mayor riesgo de exponerse a bacterias, parásitos, virus y sustancias tóxicas”.
El psicólogo Domínguez distingue la problemática de que niños, con edad superior a los 24 meses, continúen con la ingesta de sustancias no comestibles “más allá de la conducta exploratoria, o por el crecimiento de los dientes”. A partir de los dos años se puede considerar patológico.
¿Existe algún tratamiento para corregir este problema conductual?
El pediatra Piñeiro explica que “generalmente se lleva a cabo una terapia conductual para modificar el comportamiento compulsivo que lleva a alguien a ingerir sustancias no nutritivas”.
“Para tratar esta patología que, por lo general, iría asociada a otros trastornos como la ansiedad o alguna discapacidad intelectual, los psicólogos trataríamos de dirigir el tratamiento a la modificación de esta conducta, intentando hacer que desaparezca”, informa el psicólogo Domínguez. Explica que el objetivo de estas terapias es conseguir que aparezcan otras conductas y sustituir la ingesta de sustancias no comestibles por alimentos nutritivos y saludables para el organismo “conociendo y partiendo del origen o los causantes de esta conducta”, añade.
Fuentes
Declaraciones del doctor Roi Piñeiro, de la Asociación Española de Pediatría
Palabras de Abel Domínguez psicólogo infanto-juvenil y Director de Domínguez Psicólogos
Declaraciones de Tamara Moya, miembro de la Comisión de Sanidad del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa)
Real Academia de la Lengua Española
Página web del laboratorio MSD