Desde que Elon Musk adquirió Twitter, los cambios no cesan en esta red social. El pasado 2 de febrero, la empresa anunció el ‘cierre’ de su API. Lo hizo, como no podía ser de otra manera, mediante un tuit en su cuenta oficial de desarrolladores.
“A partir del 9 de febrero, ya no admitiremos el acceso gratuito a la API de Twitter, tanto v2 como v1.1. En su lugar, estará disponible un nivel básico de pago”, dice el mensaje. Poco después, extendieron tuit mediante, ese plazo hasta el 13 de febrero.
Starting February 9, we will no longer support free access to the Twitter API, both v2 and v1.1. A paid basic tier will be available instead 🧵
— Twitter Dev (@TwitterDev) February 2, 2023
Este cambio abrupto amenaza la lucha contra la desinformación, aunque las consecuencias afectarán, incluso, al propio servicio de Twitter. INFOVERITAS ha contactado con diferentes expertos en la materia para entender qué va a cambiar tras el lanzamiento de las versiones de pago.
Para empezar, ¿qué es una API?
Es una abreviatura de Application Programming Interfaces, en español significa interfaz de programación de aplicaciones. Lo que permite es la comunicación entre dos aplicaciones de software. “De esta manera se accede directamente a gran cantidad de datos e información, y se pueden automatizar muchas operaciones y tareas en las que se tardaría mucho si no fuera así”, señala Sergio Arce García, profesor y miembro de equipo investigador del grupo de investigación Comunicación y Sociedad Digital (COYSODI) en UNIR.
Hasta la fecha, esta API era gratuita. Sin embargo, en los próximos días, las licencias v1.1, la estándar, y la V2, pensada para investigadores, académicos, periodistas u ONGs reconocidas, que también se ofrecía sin coste como forma de transparencia por ser una herramienta de interés público, pasarán a ser de pago con un coste de 100 dólares al mes.
No obstante, se desconoce si estas cuentas tendrán algún tipo de limitación. Por el momento, la información que comparte la compañía tecnológica llega a cuentagotas y genera más dudas que certezas.
¿Es el fin de las cuentas automatizadas?
Si finalmente el 13 de febrero estas licencias pasan a ser de pago, esto puede suponer el fin de los bots, cuentas que publican y difunden mensajes de forma automática. Pero, contrariamente a lo que pensamos, no todos los bots son malos. “Por ejemplo, las cuentas que ofrecen información sobre el tiempo o sobre terremotos”, señala María Luz Congosto, docente e investigadora del Departamento de Telemática de la Universidad Carlos III de Madrid.
Por desgracia, no todos los bots aportan valor a la comunidad. Algunos están programados para propagar spam o desinformación. Estos bots son utilizados por alguna persona, organismo, partido político o país para manipular las opiniones en las redes sociales con el fin de obtener beneficio económico o rédito político.
Aunque a priori parezca que el objetivo de Elon Musk es acabar con los llamados ‘bots malos’, Congosto señala que es probable que suceda todo lo contrario, porque estos actores maliciosos sí pueden pagar por acceder a la API. De hecho, a su juicio, lo que se va a conseguir con este sistema es “sacar negocio de los bots que propagan spam o desinformación, se trata de conseguir dinero.”
David López, profesor asociado del Instituto de Empresa (IE) y CEO de Cyberblue, empresa especializada en ciencia de datos e inteligencia artificial, ofrece otra visión. “El argumento de Musk es que si se permite el acceso libre se puede utilizar la API de manera malintencionada”, señala. Si, por ejemplo, la compañía cobra 100 dólares al mes por cada una de estas cuentas, se limitar el número de cuentas automatizadas. Eso sí, coincide con Congosto es que el fin es económico, ya que el empresario tiene que amortizar la compra de esta red social.
No obstante, López no acaba de comprender por qué se demoniza Twitter. “A la API de Instagram y Tik Tok no se puede acceder ni pagando frente al acceso de Twitter por 100 dólares al mes”, señala. “Un ‘peaje’ asumible”, agrega.
“De todas maneras, todo depende es de cómo termine siendo el servicio, porque las condiciones todavía están en el aire”, agrega este experto.
¿Qué sucede con las cuentas de los investigadores?
Al ser una de las pocas bases de datos pública, Twitter era una buena herramienta de trabajo para detectar tendencias de comportamiento humano. Sergio Arce enumera algunos de los usos de esta plataforma para los investigadores: “es una buena fuente para hacer estudios (sociológicos, sanitarios, economía, seguridad pública…) para entrenar y mejorar inteligencia artificial, análisis de idiomas, y un largo etc.”
Por esta razón, de manera indirecta, el usuario sí se va a ver afectado, ya que “no habrá tantos estudios y soluciones desde la ciencia que aporten a la sociedad”, señala Arce.
Congosto señala que muchas universidades e investigadores no podrán abonar los 100 dólares de la cuota mensual, por lo que sólo los que puedan abonarlo podrán continuar con el estudio. Además, los académicos se enfrentarán a una dificultad añadida: el embudo burocrático, porque “estos gastos suelen ser difícil de justificar a la administración”.
“Solo universidades y centros con gran cantidad de recursos podrán seguir accediendo, mientras que, por ejemplo, estudiantes de doctorado en diversas ramas de todo el mundo lo tendrán más difícil y pueden ver sus investigaciones truncadas si todo esto se lleva a cabo, especialmente en el tercer mundo”, agrega Arce.
Más allá del mundo académico, las pequeñas y medianas empresas que utilizan esta API para su negocio (piensen por ejemplo en una empresa de Marketing, que analiza ciertos comportamientos del ser humano para aumentar sus ventas), también se verán afectados por la medida.
Una amenaza a la lucha contra la desinformación
Twitter era la única red social, de las conocidas, que tenía una API gratuita. A las APIs de otras plataformas no se puede acceder, ni siquiera pagando. Por eso, Twitter era tan valiosa a nivel académico.
En el ámbito de la desinformación, esos datos permiten a académicos y organizaciones de fact-checking “predecir tendencias y temáticas relativas a la propagación de bulos”, indica Idoia Salazar, presidenta de OidesIA, pero si se impone un servicio de pago, no todas podrán hacerlo.
“La desinformación comienza con una gestión, preparación de estructuras, elección de mensajes, su emisión planificada y comprobación de su efectividad. Desde el ámbito de la desinformación se realiza el recorrido opuesto, encontrando los mensajes e intentando tirar del hilo hacia atrás. Para realizar esta función se necesitan multitud de datos que solo se consiguen a través de la API, y sin ella se detecta el bulo, pero no se puede investigar su estructura de creación y difusión”, explica Sergio Arce.
¿Qué dice la Unión Europea?
En abril de 2022, Europa publicó la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), que obliga a las plataformas de redes sociales a establecer medidas y políticas que protejan a los ciudadanos frente a la desinformación, discursos de odio y cualquier contenido que vaya contra legislación europea, con aplicación desde el 1 de enero de 2024.
En este caso, como Twitter aún no ha dejado claro cómo va a proceder, “las autoridades europeas de momento solo le han recordado que deben cumplir dicha legislación”, señala Arce. “También, en Estados Unidos algunos congresistas han estado ejerciendo presión para que el ámbito académico, ONGs y de periodismo de investigación puedan seguir accediendo libremente a esta red social a través de la API”, agrega.
Al ser legislaciones diferentes, que entre en vigor una medida en EE.UU. “no quiere decir que se vaya a extrapolar a Europa”, concluye Idoia Salazar.
Fuentes
Declaraciones de María Luz Congosto, docente e investigadora del Departamento de Telemática de la Universidad Carlos III de Madrid
Declaraciones de Idoia Salazar, presidenta de OidesIA
David López, profesor asociado del Instituto de Empresa (IE) y CEO de Cyberblue, empresa especializada en ciencia de datos e inteligencia artificial
Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea