En España no se entiende una Nochevieja sin uvas. Según la tradición, comer doce uvas con el cambio de año garantiza 12 meses de buena suerte y prosperidad. Sin embargo, este alimento, por su tamaño, supone un peligro para los más pequeños por el riesgo de obstrucción de la vía aérea.
Los datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) resaltan ese peligro: comer uvas es la tercera causa de asfixia en menores de cinco años. “Esta fruta, por sus cualidades en cuanto a su forma y textura, puede provocar una obstrucción en las vías respiratorias. Además, debemos tener en cuenta que los más pequeños no tienen todos los dientes para masticar adecuadamente, su reflejo de deglución está poco desarrollado, y se distraen con facilidad. Por todo ello, es un peligro que los niños menores de cinco años coman uvas enteras en Nochevieja”, puntualizan desde el organismo.
¿Cómo reducir el riesgo por asfixia por uvas en menores en Nochevieja?
Lo más aconsejable es que los menores de cinco años no tomen uvas durante la Nochevieja dado el elevado riesgo de atragantamiento. De hecho, se debe evitar que estén en lugares al alcance de los niños. Si se opta por su ingesta, el símbolo de la Nochevieja debe prepararse adecuadamente para los niños. “Siempre corta las uvas en mitades o incluso cuartos antes de ofrecérselas a los niños pequeños, retirar piel y semillas, y supervisar su consumo”, especifican desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
“Para hacernos una idea, el diámetro de una tráquea infantil es similar al de su meñique, por lo que deberemos siempre darle trozos más pequeños”, recomienda el doctor Carlos de la Torre, cirujano pediátrico del Hospital Universitario La Paz en esta nota de prensa con recomendaciones para evitar atragantamientos de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
¿Cómo actuar en caso de atragantamiento por uvas?
La clave siempre es la calma. Si ocurre un atragantamiento, ya sea por una uva o por otro objeto, normalmente, gracias a la tos originada por la aspiración, el niño consigue expulsar lo que provoca la obstrucción. Desde la AEP recomiendan que, si el niño está consciente y tose, se debe animar a seguir tosiendo, sin hacer nada más. Contrariamente a lo que se cree no se debe golpearle en la espalda ni intentar sacar el cuerpo extraño de la boca si no lo vemos. Si el objeto no sale o el niño no es capaz siquiera de hablar, es el momento de llamar al 112 y aplicar la maniobra de Heimlich para niños.
Pautas para realizarla, de acuerdo a la APE, en niños de más de un año:
- Abrazar al niño por detrás, desde su altura (o le subimos a una silla o nos ponemos de rodillas).
- Cerrar la mano formando un puño y colocarlo, con el pulgar hacia el estómago del niño, entre su ombligo y la punta inferior del esternón.
- Agarrar el puño con la otra mano y comprimir rápidamente hacia adentro y hacia arriba, para lograr que el objeto salga expulsado o se movilice y permita la entrada de aire.
- Repetir hasta que respire bien, expulse el objeto o empeore y pierda el conocimiento.
En caso de menores de un año, “colocar al niño sobre nuestras piernas boca abajo, la cabeza del lactante estará más baja que el tronco, lo que favorece la expulsión del cuerpo extraño y darle 5 golpes secos en la parte alta de la espalda (entre los omóplatos)”, señalan desde la AEP.
¿Y si el niño está inconsciente?
Si el niño está inconsciente o pierde la consciencia durante las maniobras, se debe confirmar la llamada al 112, mantener la calma e iniciar las maniobras de RCP básica que detalla en una nota de prensa el Comité de Soporte Vital de la Asociación Española de Pediatría.
- Colocar al niño sobre una superficie dura y comprobar si respira
- Abrir la vía aérea con la maniobra frente mentón
- Examinar la boca y sacar el cuerpo extraño si está accesible
- Comprobar la respiración. Si respira: colocarle de costado (posición lateral de seguridad), vigilando la respiración hasta que lleguen los profesionales médicos. Si no respira: cerrar la nariz del niño con dos dedos de las manos, poner la boca sobre la de él e insuflarle aire (en caso del lactante la insuflación de aire se realiza abarcando su nariz y boca). Si tras 5 insuflaciones no se recupera la respiración se debe comenzar con las compresiones torácicas.
Si no ha sido posible activar al sistema de emergencias, tras la 5 insuflación de rescate podemos activar el modo manos libres del móvil y realizar la llamada al 112 antes de continuar con las compresiones torácicas. Hasta la llegada del sistema de emergencias mantendremos las compresiones torácicas alternando con ventilaciones con una relación 30/2.
No obstante, aunque se resuelva la situación, la AEP aconseja llevar al niño al hospital para asegurar que no haya daño en las vías respiratorias o complicaciones derivadas del episodio. El pediatra evaluará la necesidad de realizar pruebas adicionales o dar seguimiento.
Fuentes
Asociación Española de Pediatría (AEP)
Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC)