Circulan diferentes publicaciones en redes sociales que aseguran que Pfizer reconoció públicamente ante el Parlamento Europeo que no testó la vacuna de la COVID-19 contra la transmisión antes de comercializarla.
“Pfizer no testó su vacuna contra la transmisión antes de lanzarla. El problema es que siempre lo supimos”, se puede leer en una publicación.
Sin embargo, los ensayos clínicos realizados por la compañía farmacéutica de 2020 ya reportaban que no se estudiaba la transmisión, sino que se testaba para prevenir la enfermedad causada por el SARS-CoV2, incluida la enfermedad grave.
La doctora Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), explica a INFOVERITAS que el objetivo de esta y de todas las vacunas es reducir la enfermedad grave y el número de fallecidos. De hecho, en la actualidad, tan sólo la vacuna del sarampión impide la transmisión de la enfermedad.
Pfizer no estudió la transmisión sino la efectividad de reducir la enfermedad grave y la muerte
El pasado 10 de octubre, la comisión especial del Parlamento Europeo sobre COVID-19 (COVI) celebró un segundo debate con las empresas farmacéuticas que trabajaron en las vacunas y opciones terapéuticas durante la pandemia de COVID-19: Pfizer, CureVac, Novavax, Glaxo Smith Kline e HIPRA. En este enlace se puede ver la sesión completa.
Durante la sesión, el diputado holandés Rob Ross del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, preguntó a la directiva de Pfizer Janine Small si “¿Se probó la vacuna covid Pfizer para detener la transmisión del virus antes de que entrara en el mercado?” Y Small respondió lo siguiente: “No, tuvimos que movernos a la velocidad de la ciencia”.
Sin embargo, esta información no es nueva ni se ha ocultado. Pfizer explica a INFOVERITAS que “los ensayos de BNT162b2 (Comirnaty) no se diseñaron para evaluar la eficacia de la vacuna contra la transmisión del SARS-CoV-2”.
En su ensayo clínico de fase 3 (protocolo publicado en noviembre de 2020) fue diseñado y desarrollado para evaluar la eficacia de BNT162b2 para prevenir la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, incluida la enfermedad grave. “El ensayo clínico BNT162b2 cumplió con los dos criterios de valoración prioritarios, incluido el criterio de valoración de la eficacia, que es la prevención de la infección por COVID-19 sintomática confirmada, y el criterio de valoración secundario fue la prevención de la enfermedad grave”, destacan desde la compañía.
Objetivo: reducir la enfermedad grave y las muertes
La doctora Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, señala que el objetivo de las vacunas es “reducir y evitar la enfermedad grave y la mortalidad”. Por desgracia, estas vacunas no evitan la transmisión del virus.
Por tanto, “los ensayos clínicos se diseñaron para comprobar si las vacunas preveían los síntomas de la COVID-19, no si evitaban la infección”, destacan desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGLOBAL).
Disponer de una inmunidad esterilizante supondría el mejor escenario posible. Sin embargo, la mayor parte de las vacunas aprobadas para esta y otras patologías no son esterilizantes, esto significa que no evitan que alguien se contagie de la enfermedad. Lo que hacen es proteger frente a una enfermedad grave. Aunque hay algunas excepciones, señala la doctora: “la vacuna del sarampión, por ejemplo, sí es esterilizante”.
La vacuna de Pfizer fue testada como cualquier otra vacuna antes de comercializarsea
En algunas de las publicaciones se insinúa que Pfizer comercializó su vacuna antes de ser aprobada. Sin embargo, sí se demostró la seguridad y la eficacia de la vacuna contra la covid-19 patentada por Pfizer y la firma alemana BioNTech antes de salir al mercado.
Como todos los medicamentos, las vacunas frente a la COVID-19 siguen el mismo desarrollo que el resto de vacunas. Sin embargo, ante la situación de urgencia de la vacuna, los ensayos se aceleraron todo lo posible. Para ello, solaparon aspectos que normalmente se producen de manera secuencial como la fase preclínica, los ensayos clínicos en fase I, II y III, y el escalado industrial, por ejemplo, señalan desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. En este enlace se puede ver todo el proceso.
Una vez desarrollada la vacuna, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) valora los datos y los somete a una profunda revisión. “Sobre la base de la evaluación científica de la Agencia, la Comisión Europea concede una autorización de comercialización en la UE. A continuación, la vacuna puede utilizarse”, destaca el organismo.
Desde Pfizer señalan que “las agencias reguladoras de todo el mundo, incluida la EMA, han autorizado el uso de BNT162b2 (Comirnaty) para la inmunización activa para prevenir la COVID-19 causada por el virus del SARS-CoV-2. Estas autorizaciones se basan en una evaluación sólida e independiente de los datos científicos sobre la calidad, la seguridad y la eficacia, incluido nuestro ensayo clínico de fase 3”.
Efectiva en un 95% contra la infección
La vacuna de Pfizer se convirtió en la primera vacuna contra la COVID-19 autorizada en la Unión Europea (UE). De acuerdo con los datos de ISGLOBAL, “la eficacia de la vacuna de Pfizer-BioNTech (en términos de protección contra la enfermedad sintomática) fue del 95%”.
Aún hay poca información para saber si las personas vacunadas e infectadas por el virus SARS-CoV-2 transmiten menos o igual que las personas no vacunadas. Sin embargo, los estudios sugieren que se reducen las posibilidades de contagio.
En esa misma línea, el Ministerio de Sanidad informaba que en un estudio realizado en Escocia con 145.000 trabajadores sanitarios y 95.000 convivientes se observó que, a las dos semanas de la vacunación, los convivientes de los trabajadores vacunados infectados tenían un menor riesgo de infección que los convivientes de trabajadores sanitarios no vacunados.
“La vacuna es una de las medidas más efectivas de salud pública. Gracias a las vacunas se han erradicado enfermedades como la viruela”, señala esta experta. A juicio de la doctora, “cuanto más gente hay vacunada, mayor es el escudo de rebaño, incluso en aquellas personas vacunadas, pero que su sistema inmunitario no es capaz de desarrollar una respuesta robusta”, señala.
Infoveritas verifica que…
Pfizer no ha reconocido públicamente en el Parlamento Europeo que no testó su vacuna contra la COVID-19 para frenar los contagios. Esta información no es nueva ni se había ocultado, como aseguran algunas publicaciones. Los ensayos de BNT162b2 (Comirnaty) no se diseñaron para evaluar la eficacia de la vacuna contra la transmisión del SARS-CoV-2, sino para medir la eficacia para reducir la enfermedad grave y evitar los fallecimientos.
Fuentes
Declaraciones de Dra. Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología
Nota de prensa sobre las actividades del Parlamento Europeo durante la semana del 10 al 16 de octubre
Vídeo de la comisión especial del Parlamento Europeo sobre COVID-19
Perfil del diputado holandés Rob Ross
Protocolo de Pfizer del Ensayo Clínico de fase 3
Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGLOBAL)