Circulan por redes sociales diferentes contenidos que aseguran que las metástasis en el cáncer no existen. En concreto, los usuarios comparten un vídeo de una entrevista realizada en TV a un doctor llamado Fermín Moriano, especialista en campos magnéticos, que asegura que los tumores no pueden generar metástasis. Según Moriano, nunca se ha probado que las metástasis existan.
“Nunca se ha encontrado nunca una célula cancerígena viajando por la sangre, a pesar incluso de la cantidad de pruebas de laboratorio que hoy poseemos y que hubieran sido capaces de encontrarla”, señala. Y, por tanto, según indica, es imposible que peregrinen y colonicen otros órganos.
Sin embargo, esto es falso. Esta desinformación procede de la «Nueva Medicina Germánica», una pseudoterapia sin base científica promovida por Ryke Geerd Hamer, que afirma que todas las enfermedades, incluido el cáncer, son causadas exclusivamente por conflictos emocionales. No obstante, la ciencia ha probado que las metástasis sí existen. De hecho, no es un fenómeno nuevo: el fenómeno clínico se observa desde la Antigüedad, aunque el término y el estudio sistemático son mucho más recientes.
Para empezar, ¿qué son las metástasis?
Según explica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el término metástasis se utiliza en medicina cuando un cáncer primario, aquel que se localiza en la zona donde se generó, se propaga a otros órganos del cuerpo. Es decir, las células cancerosas del tumor primario se han desprendido y se han desplazado hacia otras zonas del organismo donde se han multiplicado.
¿Y cómo lo hacen? En la metástasis, las células cancerosas se desprenden del lugar donde se formaron originalmente, viajan a través de la sangre o del sistema linfático y forman nuevos tumores en otras partes del cuerpo. “El cáncer se puede propagar a casi cualquier parte del cuerpo. Pero comúnmente se propaga a los huesos, el hígado o los pulmones”, indican desde el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
¿Cuándo se documentaron las metástasis?
De acuerdo a la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, el fenómeno clínico se observa desde la Antigüedad. Hipócrates (c. 400 a.C.) acuñó «karkinos» para masas cancerosas por su similitud con cangrejos, notando venas extendidas como patas, y Galeno (s. II d.C.) extendió esta metáfora a tumores malignos con propagación, reservando «carcinos» para los incurables y «oncos» para inflamaciones. No obstante, el término y el estudio sistemático son mucho más recientes.
En 1675, indican desde la Universidad de Salamanca (USAL), en un diccionario etimológico inglés, ya se definía así la metástasis: «es cuando la enfermedad se desplaza de un lugar a otro, como ocurre con los que sufren de apoplejía, cuando la materia que afecta al cerebro se traslada a los nervios» (An universal etymological English dictionary de N. Bailey).
La palabra “metástasis” procede del griego “methistemi”, que significa cambiar o desplazarse, y se introdujo en la medicina moderna en 1829 por el médico francés Jean Claude Récamier para describir la propagación de un tumor a órganos no contiguos. Desde entonces, la capacidad de metastatizar se considera un rasgo definitorio de los tumores malignos.
Posteriormente, científicos como Johannes Müller (1801-1858) y Robert Remak (1815-1865) observaron que el cáncer se componía de tipos particulares de células y que la metástasis se debía a la propagación de estas células, documentan desde Bayer.
Desde la Universidad de Salamanca (USAL), señalan el papel determinante de Rudolf Virchow en la vinculación entre cáncer y metástasis. Este experto explicó en su tratado La patología celular, cómo el cáncer cambia de localización a través de los vasos linfáticos y los ganglios , “como puede leerse en este pasaje de una traducción española del libro citado, publicado en alemán en 1858”.
La hipótesis de la semilla y el suelo
A finales del siglo XIX, Stephen Paget formuló la famosa hipótesis de la “semilla y el suelo”, que defiende, indican desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que la metástasis necesita células tumorales —semillas— que se dispersan, pero además un ambiente acogedor —un sustrato fértil— en el órgano de destino.
A día de hoy, aunque se conocen los pasos básicos de la metástasis, quedan por descubrir los mecanismos precisos de dormancia celular (por qué algunas células metastásicas «duermen» años antes de reactivarse), los nichos premetastásicos exactos que preparan órganos diana y terapias que bloqueen la colonización sin toxicidad sistémica.
El doctor Fermín Moriano no es oncólogo
Respecto al doctor Fermín Moriano, es importante aclarar que no es oncólogo y que sus afirmaciones forman parte de una pseudoterapia llamada “Nueva Medicina Germánica”, que atribuye las enfermedades a conflictos emocionales sin base científica y niega la evidencia clínica y biológica de las metástasis.
De hecho, el doctor Fermín Moriano, médico español activo en los años 90, es conocido por promover la «Nueva Medicina Germánica» de Ryke Geerd Hamer, en conferencias y TV, asegurando que las metástasis son un «mito» de Virchow, que no se hallan células cancerosas en sangre y que los tumores múltiples responden a conflictos separados, no diseminación, desaconsejando, por ello, quimioterapia y radioterapia, métodos reconocidos para el tratamiento del cáncer.
¿Cómo se detectan las metástasis?
Desde la AECC indican que habitualmente se detecta la metástasis al realizar diferentes pruebas (generalmente pruebas de imagen: TAC, ecografía, etc.) para revisar a un paciente ya diagnosticado de un cáncer en un órgano concreto. Aunque también puede ser un descubrimiento casual al estudiar a una persona en la que se sospecha la existencia de una enfermedad maligna u otra enfermedad.
Desde el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, IRB Barcelona, explican que, en las primeras fases de la metástasis, el número de células que logran sobrevivir es muy bajo, “lo que dificulta mucho su detección por métodos de diagnóstico de imagen convencionales, como la tomografía por emisión de positrones (PET) o la resonancia magnética (RMN).”
En ese contexto, los métodos de detección precoz tienen como objetivo encontrar las células tumorales antes de que lleguen al órgano en el que harán metástasis. “Una práctica muy extendida es el análisis exhaustivo del ganglio linfático más cercano al tumor primario, llamado “ganglio centinela», al que es probable que el cáncer se disemine en primer lugar”, indican. Otros métodos tienen como objetivo detectar el rastro de células tumorales en circulación mediante muestras (biopsias) de la sangre.
INFOVERITAS verifica que…
En resumen, las metástasis son un hecho científico confirmado mediante estudios histológicos, genéticos y clínicos, con un impacto decisivo en el tratamiento y pronóstico del cáncer. Negar su existencia pone en riesgo la vida de pacientes, retrasando tratamientos que sí pueden salvarlos.
Fuentes
Asociación Española Contra el Cáncer (AECC)
Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés)
Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
Universidad de Salamanca (USAL)
