La viruela del simio es una enfermedad zoonótica, es decir, se transmite de animales a humanos. Todavía no se ha encontrado el reservorio natural, aunque los roedores y otros pequeños mamíferos son los candidatos más probables. Hasta la fecha se ha encontrado evidencia de infección por el virus del mono en ardillas, lirones y diferentes especies de monos. Fue identificada en humanos por primera vez en 1970 en la República Democrática del Congo en un niño de nueve años y afecta cada año a cientos de personas en los territorios de África central y occidental, a menudo en las proximidades de las selvas tropicales.
La doctora Natalia Rodríguez Valero, médico del Servicio de Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona e Investigadora de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, explica que existen dos cepas. “La cepa de la República Democrática del Congo, país donde tradicionalmente surgen los brotes, y la de Nigeria, la versión menos letal”, apunta.
En Occidente, los casos de la viruela del simio son muy inusuales y la mayoría están relacionados con viajes internacionales. No obstante, en 2024 se han registrado 240 casos en España, según el Centro Nacional de Epidemiología (CNE).
Sin embargo, la pandemia siempre ha existido en África. De hecho, en las últimos meses ha habido un aumento de casos en dicho continente, especialmente en la República Democrática del Congo (RDC), con una nueva cepa “más grave” que la anterior, según han asegurado desde la OMS. Por ello, el organismo se plantea reactivar la emergencia de salud pública, ante el peligro de su expansión internacional. En este artículo te explicamos con detalle esta enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la viruela de los simios son similares a la común, una infección relacionada con el orthopoxvirus que se declaró erradicada en todo el mundo en 1980. El periodo de incubación suele durar entre 7 y 12 días. Comienza con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, linfadenopatías y cansancio. Unos días después de la aparición de la fiebre, surgen los picores y se desarrolla un exantema, unas erupciones cutáneas similares a las de la varicela que a menudo comienzan en la cara y luego se extienden a otras partes del cuerpo.
A diferencia de lo que sucede en la viruela común, “en la del mono se inflaman los ganglios”, explica la doctora Natalia Rodríguez, investigadora de ISGlobal. Pese a lo llamativo que resultan los síntomas, no suele revestir gravedad y en pocos casos requiere hospitalización. En la actualidad, la hospitalización es una medida preventiva “para tener un control de la evolución de los pacientes y cortar las cadenas de transmisión”, puntualiza la doctora Rodríguez.
¿Cómo se contagia?
La transmisión entre personas es poco habitual. La forma de propagación más probable es por grandes gotas durante un contacto “estrecho, directo y continuado”, señala la doctora Rodriguez. Por el momento “no hay vacuna o tratamiento específico disponible. El tratamiento es sintomático y de apoyo, incluida la prevención y el tratamiento de infecciones bacterianas secundarias”, señalan desde el Ministerio de Sanidad.
Aunque se piensa que la vacuna de la viruela evita las formas más graves, estas no están disponibles, apuntan desde la Organización Mundial de la Salud. “Una nueva versión de la vacuna fue aprobada para la prevención de la viruela y la viruela del mono en 2019, pero tampoco está ampliamente disponible en el sector público”, añaden desde la OMS.
¿Cómo reducir el contagio?
Desde la Clínica Mayo de Estados Unidos aconsejan «evitar el contacto estrecho con personas que tengan un sarpullido parecido al que sale con la viruela del mono, evitar usar o tocar ropa, sábanas, mantas u otros materiales que hayan estado en contacto con un animal o una persona infectados y aislar a las personas que tengan la viruela del mono para separarlas de las personas sanas.» Además, es aconsejable lavarse bien las manos con agua y jabón después de tener cualquier tipo de contacto con una persona o un animal infectados. Si no dispones de agua ni de jabón, utiliza un desinfectante de manos a base de alcohol.
Además, desde la OMS precisan lo que nunca se debe hacer. «Reventar las ampollas ni rascarse las lesiones, ya que eso puede ralentizar la curación y extender la erupción a otras partes del cuerpo e infectar las lesiones. Tampoco se deben afeitar las zonas con lesiones hasta que se hayan caído las costras y regenerado la piel; de lo contrario, la erupción puede extenderse a otras partes del cuerpo.»
Fuentes
Gabinete de prensa del Ministerio de Sanidad
Datos sobre la viruela del simio del Centro para el Control de Enfermedades de Nigeria
Declaraciones de la doctora Natalia Rodríguez Valero, médico del Servicio de Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona e Investigadora de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa
Organización Mundial de la Salud (OMS)