A lo largo de la historia, las personas han recurrido a métodos tradicionales para predecir el tiempo, ya que muchas actividades del día a día estaban limitadas por las condiciones meteorológicas. Muestra de ello es el uso del Calendario Zaragozano o del refranero popular (“Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”, “en abril, aguas mil” o “año de nieves, año de bienes”) para vaticinar el tiempo.
Entre los métodos tradicionales más habituales para predecir el tiempo está la técnica de las cabañuelas. Esta se hizo famosa hace algunos años por la supuesta predicción que hizo Jorge Rey de la llegada de la borrasca Filomena en 2021, algo de lo que no hay registro alguno, como han concluido algunas investigaciones periodísticas. Entre ellas, este artículo de El Periódico.
Sin embargo, la difusión y credibilidad de este tipo de técnicas no es inocua, ya que puede provocar que cada vez más personas desconfíen de la meteorología científica, lo que supone un riesgo para vidas humanas ante la llegada de fenómenos meteorológicos de alto riesgo.
Pero ¿en qué se basan las cabañuelas?
Las cabañuelas es un método para predecir el tiempo basado en la observación de la naturaleza: “El comportamiento de los animales, las rocas o hasta el movimiento de la Luna y el Sol”, precisan en la página web de AEMET, así como ciertas señales que aparecen en “durante los primeros 24 días del mes de agosto”, destacan en este artículo del portal eltiempo.es.
No obstante, no hay ninguna entidad u organización de cabañuelas que diga cuál es la mejor forma de aplicar el método. Cada persona lo lleva a cabo como quiere y puede. Por ejemplo, en muchos países latinoamericanos las cabañuelas son en enero y no en agosto, como sucede en España.
Desde AEMET señalan que la técnica no es más que una superstición y que no tiene ningún sentido ni fundamento pensar que el tiempo que ocurra en los días de agosto permitirá saber qué pasará meteorológicamente en los 12 meses del siguiente año. La predicción de las cabañuelas, insisten desde AEMET, “carece de base científica y forma parte del folclore popular español”.
¿Por qué nos convencen técnicas como las cabañuelas?
Resulta curioso que en pleno siglo XXI algunas personas sigan creyendo en este tipo de predicciones. Como se ha visto, el método de las cabañuelas utiliza predicciones muy generales y vagas, similar a la que realizan los horóscopos. “No nos dirán si hay una ola de calor, tampoco podían decir si Filomena sería una borrasca histórica porque simplemente no pueden decir cantidades o umbrales, algo que sí pueden hacer el método científico”, destacan desde AEMET.
Claro, que, al ser observaciones tan generales, “es posible que acierten, pero por razones completamente diferentes a la observación, el análisis y, en definitiva, a la ciencia”, destacan Alberto Nájera López, profesor de Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de Albacete. Coordinador de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCLMdivulga), Universidad de Castilla-La Mancha, y Enrique Sánchez, catedrático Física de la Tierra, Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica, Universidad de Castilla-La Mancha, en este artículo publicado en The Conversation.
En psicología esto se llama falacia de validez personal o efecto Forer, que dice que todo el mundo muestra un alto grado de acuerdo cuando escucha una vaga descripción sobre algún tema como si fueran descripciones específicas. Si alguien asegura que en invierno hará frío, seguro que en algún momento acierta, por ejemplo.
¿Cómo predice el tiempo la ciencia?
La predicción que cualquier servicio meteorológico avanzado del mundo realiza se basa en modelos numéricos que resuelven con técnicas supercomputacionales las ecuaciones físicas que describen el comportamiento del fluido atmosférico. “Las observaciones que alimentan estos modelos numéricos provienen de un complejo sistema de observación atmosférica que recoge datos de estaciones meteorológicas, radares, sensores de rayos, observaciones satelitales, sondeos aerológicos, sensores a bordo de aeronaves, etc. Estos datos se integran en un análisis de la situación atmosférica inicial, a partir del cual los modelos calculan la evolución física del sistema”, explican desde AEMET.
No obstante, la atmósfera es un sistema físico de los denominados caóticos, por lo que un pequeño cambio en las condiciones puede alterar la predicción. Por ello, resulta muy difícil conocer con certeza qué es lo que pasará el próximo mes. Además, según aumenta el plazo de predicción, se pierde el nivel de detalle.
Fuentes
Artículo Desmontando las cabañuelas del blog de AEMET
Texto de AEMET: ¿Física de fluidos o cabañuelas?
Portal eltiempo.es
Artículo de El Periódico