Aunque los síntomas más comunes de la llamada alergia al sol son picor, enrojecimiento o incluso dolor en las zonas más expuestas a la luz solar, como cara, cuello o brazos, esta dolencia es un conjunto de lesiones cutáneas, provocadas por los rayos del sol. La piel reacciona a la exposición a la luz ultravioleta y desencadena unas patologías comunes, especialmente en verano y en primavera.
A pesar de lo habitual de la enfermedad y de lo popular del término “alergia al sol”, muchas circunstancias que rodean esta patología son desconocidas. Por ejemplo, en algunos casos no se manifiesta únicamente con la exposición a la luz solar, también se desencadena por tomar algunos medicamentos.
Desde INFOVERITAS hemos contactado con expertos en la materia para dar a conocer todas las claves de la alergia al sol.
En primer lugar, ¿qué es la alergia al sol?
La alergia al sol es un término popular que engloba diversas patologías de fotosensibilidad en la piel. Las dos más habituales son la erupción polimorfa solar y la urticaria solar, de acuerdo con la Clínica Universidad de Navarra.
En el primer caso, es un trastorno que cursa con la aparición de ronchas, granos, ardor o, en ocasiones, ampollas en las zonas de la piel expuestas a la luz solar; las más frecuentes, cara, antebrazos, escote y piernas. Suele manifestarse en los dos o tres primeros días de exposición, comúnmente en primavera y verano, y puede desaparecer con más exposiciones. No es habitual que revista gravedad y lo normal que las lesiones duren hasta seis días. “Las medidas de fotoprotección adecuadas suelen ser suficientes para prevenirla o disminuir la intensidad de las lesiones”, destacan.
En el segundo, la urticaria solar es menos frecuente. Se manifiesta con ronchas o habones que pican, que desaparecen, sin dejar cicatriz, hasta un día después de su aparición. “Típicamente esta reacción tiene lugar en las zonas expuestas al sol, si bien aquellas que habitualmente están ‘acostumbradas’ a la exposición lumínica, como la cara y el dorso de las manos, podrían no verse afectadas debido a un fenómeno que se conoce como desensibilización”, puntualizan.
“Cuando la superficie expuesta al sol es muy amplia, podrían observarse síntomas sistémicos como dolor de cabeza, mareo, hipotensión y, en casos más graves, una reacción sistémica conocida como anafilaxia”, concluyen desde el centro médico.
La alergia al sol, en profundidad
Para conocer más en profundidad la alergia al sol, desde INFOVERITAS hemos contactado con la doctora Felicia Berroa Rodríguez, Unidad de Alergología de HLA Los Naranjos.
La conocida como alergia al sol es un conjunto de lesiones de la piel cuya patología más común es la erupción polimórfica solar. Esta suele aparecer al comienzo del período veraniego porque “durante el invierno la piel no ha estado expuesta al sol”, determina esta experta. Se manifiesta con la aparición de pequeñas pápulas que pican mucho en la cara, los brazos y el escote. “Al final de verano la piel habitualmente ha desarrollado ‘tolerancia’ y las lesiones desaparecen, reapareciendo nuevamente en la siguiente primavera o verano”, añade.
Además, destaca que el uso de fotoprotectores UVB/UVA no siempre es efectivo para evitar la aparición de las lesiones. “En estos casos puede indicarse betacarotenos dos semanas antes de iniciar la exposición solar o fototerapia PUVA al inicio de la primavera, para inducir un bronceado antes de la llegada del verano”, comenta.
En la alergia al sol, la exposición a la luz genera un cambio en moléculas propias del organismo, o externas, como los medicamentos, que las vuelven capaces de estimular el sistema inmunológico. “En el caso de la fotoalergia inducida por fármacos también aparecen placas muy rojas. Las causas más frecuentes son las pantallas solares o, entre otros, antibióticos como las sulfamidas”, señala la doctora Berroa Rodríguez.
En la urticaria solar, por otro lado, se desarrollan ronchas que pican mucho y que se manifiestan a los pocos minutos de exponerse al sol, “y desaparecen en pocas horas tras suspender la exposición a la luz solar”. Este tipo de urticaria puede limitar mucho la vida diaria, y en casos muy graves puede ser mortal, asevera.
¿Cómo se puede prevenir?
Esta experta da una serie de pautas para prevenir los síntomas de la alergia al sol, como evitar la exposición al sol. “Se recomienda el uso de pantallas solares con alto factor de protección y antihistamínicos previo a la exposición. En algunos casos puede ser necesario el tratamiento con inmunosupresores, fármacos biológicos” o fototerapia de dosis bajas que se va incrementando de forma progresiva “para generar una ‘desensibilización’”.
De forma general, antes de la exposición solar “es importante el uso de protectores o pantallas solares de alta protección y que cubran espectro UVB-UVA. En algunos casos, será necesario también incluir protección frente a luz visible e infrarrojo”.
En cualquier caso, “debe evitarse la exposición directa a la luz solar en horas de alta radiación”, concluye.
De medicamentos a plantas: las lesiones de la piel provocadas por el sol tienen diversos desencadenantes
La doctora Berroa Rodríguez señala que las lesiones cutáneas provocadas por la luz del sol son variadas y pueden estar inducidas por distintos mecanismos.
Existen la fototoxicidad desencadenada por fármacos y por plantas; erupciones sin causa determinada, como la ya comentada erupción polimórfica solar o el prurigo actínico; trastornos metabólicos como la porfiria o la pelagra o de origen genético; lesiones crónicas por exposición, como el lentigo, la queratosis actínica o el cáncer cutáneo; y la fotoalergia (o alergia al sol) propiamente dicha como la urticaria solar, la dermatitis actínica crónica y la fotoalergia inducida por fármacos.
“En la fototoxicidad inducida por fármacos aparecen placas muy rojas y de gran picor en las zonas expuestas”, explica la doctora Berroa Rodríguez. Los medicamentos más involucrados son la doxiciclina, furosemida, clorotiazida y naproxeno, y el tratamiento es la retirada del fármaco, aunque las lesiones pueden persistir durante un tiempo más tras suspenderlo.
“En la inducida por plantas, por otra parte, aparecen ampollas o manchas en zonas de exposición a una planta más la luz, como puede ser una fragancia, la hierba o extracto de cítricos como el limón”, continúa. Este tipo de lesiones se evita limpiando adecuadamente las zonas que han sido expuestas a estas sustancias, previamente a la exposición solar. “En caso de lesiones ampollosas se puede aplicar vendajes húmedos y corticoides tópicos”, destaca.
Fuentes
Hospital Victoria Eugenia de la Cruz Roja
Web de la Clínica Universidad de Navarra
Declaraciones de la doctora Felicia Berroa Rodríguez, Unidad de Alergología de HLA Los Naranjos