El fentanilo es un opioide sintético, un medicamento utilizado, con receta, como analgésico para el alivio del dolor. De acuerdo con los datos de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, tiene un efecto analgésico 100 veces más potente que el de la morfina y 50 veces más potente que el de la heroína.
El fentanilo se desarrolló a finales de los años 50 y se introdujo como anestésico intravenoso en 1960 en Estados Unidos, y se elabora y distribuye de forma legal en el país norteamericano, apuntan desde la DEA en este documento informativo sobre esta sustancia. Sin embargo, en la actualidad, se ha producid una “crisis muy seria en Estados Unidos desde hace diez años”, señala Beatriz Martín Padura, directora general de FAD Juventud.
“Mucha gente lo usaba por prescripción médica para tratar dolores, tanto crónico como agudo, y luego, cuando dejaron de prescribírselo, ha ido al mercado de las drogas a conseguirlo”, continúa. Esto ha devenido en una crisis profunda en Estados Unidos, “con muchas muertes por sobredosis, porque es muy potente”.
Aunque hay que ser “muy cuidadosos” ni en España ni en Europa existe una alerta tan significativa como la de Estados Unidos, clarifica Martín Padura. Esta experta insiste en la vigilancia y la precaución sin caer en alarmismos.
Pero ¿qué consecuencias tiene el uso abusivo del fentanilo? ¿Qué perfil de personas lo consume? Aquí te damos todas las claves.
¿Qué es el fentanilo?
El fentanilo es un opioide sintético más potente que la morfina y la heroína empleado como analgésico, “para paliar el dolor”, explica Beatriz Martín Padura. Para ejemplificar la potencia de esta droga, desde la DEA ilustran, en el mismo documento, con una fotografía de una punta de lápiz cubierta parcialmente con un polvo blanco y cuyo pie es “una dosis letal de fentanilo”.
El Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de Estados Unidos señala que, bajo receta médica, el fentanilo se puede consumir inyectado, a través de un parche o en pastillas. En cambio, el que se puede encontrar de forma ilegal, más asociado con las sobredosis, destacan desde la misma institución, se vende “en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o rociadores nasales o en pastillas parecidas a las de otros opioides recetados”.
Se producen mezclan de fentanilo con otras sustancias, como heroína o cocaína, entre otras, porque una mínima cantidad de esta droga causa un gran efecto, continúan; esto hace que sea más barato. Y esto es especialmente peligroso cuando las personas que toman otras drogas desconocen que están consumiendo fentanilo.
“El fentanilo es mucho más potente que la heroína y que la morfina. Y además tiene bastante carácter adictivo, más que otros opioides sintéticos”, profundiza Martín Padura, directora general de FAD Juventud. Según el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de Estados Unidos, esta droga es adictiva debido a su potencia. Los pacientes que lo consumen como se lo prescribió su profesional médico pueden crear dependencia; “es posible ser dependiente de una droga sin ser adicto, pero la dependencia a veces conduce a la adicción”, concluyen desde el instituto.
Las sobredosis
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) de Estados Unidos informan de que el fentanilo y otras sustancias similares son las drogas que están involucradas más frecuentemente en muertes por sobredosis, y enfatizan que “puede ser mortal hasta en pequeñas dosis”. Según sus datos, se producen más de 150 muertes diarias por sobredosis relativas a opioides sintéticos, como le fentanilo.
Los síntomas de sobredosis, señalan desde los CDC, pasan por tener las pupilas muy contraídas, perder el conocimiento o quedarse dormido, mantener una respiración débil o lenta, o directamente no tener respiración, emitir sonidos de atragantamiento, presentar un cuerpo flácido, tener la piel fría o húmeda y pegajosa y las manchas en la piel, sobre todo en uñas y labios.
En Estados Unidos se emplea la naloxona para combatir las sobredosis de opioides, apuntan desde los CDC. “Hace un tiempo estuvieron anunciando que iban a poner dispensarios de naloxona, como máquinas de vending, para esto”, puntualiza Martín Padura.
La crisis de Estados Unidos
Esta experta califica de “muy seria” la crisis que se está viviendo en Estados Unidos, “con muchas muertes por sobredosis”. El sistema de salud en el país norteamericano es “bastante diferente al europeo, y, en particular, al español. “Y la presencia de compañías privadas es bastante importante. Entonces, lo que sucedió hace unos años es que se hizo un marketing bastante potente del fentanilo y no se habló de su carácter adictivo y tan fuerte”.
De esta forma, completa Martín Padura, “muchos médicos lo recetaron sin ser conscientes de esos posibles efectos muy negativos”. El perfil de consumidores no es el mismo que el de otras crisis que ha habido relativas a las drogas, “sino que es de mujer de clase media o alta que ha tenido o tienen dolores crónicos, agudos u operaciones, etc.”.
Entonces “no se ha sido muy consciente de que podía generar adicción en este tipo de personas, y cuando se ha generado, han quedado un poco a su suerte, ya que el americano tampoco es un sistema en el que trabajen el tema de las drogas desde la prevención y el daño. Y a estas personas no les es fácil salir de una adicción como la del fentanilo”, concluye.
¿Cuál es la situación en España?
La Encuesta sobre alcohol, drogas y otras adicciones en España (EDADES), del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, del Ministerio de Sanidad, de 2022, la última disponible ya que se realiza cada dos años, señala que el 15,8% de las personas entre 15 y 64 años ha consumido en algún momento de su vida analgésicos opioides, con o sin receta. Esto supone un aumento con respecto a los dos estudios anteriores, del 15,2% en 2020 y del 14,5% en 2018. Sin receta el porcentaje baja al 1,5% en 2022 y al 1,7% en 2020.
Los dos opioides sintéticos más consumidos son la codeína y el tramadol, con un 59,9% y un 46%, respectivamente, en 2022. Sin embargo, el fentanilo ha experimentado un aumento significativo el último año, con un 14%, frente a las dos encuestas anteriores, 3,6% en 2020 y 1,9% en 2018.
No obstante, en España no se puede considerar en absoluto que haya alerta, asevera la directora general de FAD Juventud. “Pero sí hay que estar vigilantes, porque siempre que sucede en algún otro país hay que estar pendiente”, puntualiza. En Europa “tampoco parece que haya señales de alerta en absoluto, pero también, como decimos, no hay que olvidar la vigilancia”.
En general, los que usan el fentanilo es de forma recetada y porque padecen dolores crónicos. “Además, siguen las pautas médicas, la gente dice, incluso, las cumple por debajo” de las estipulaciones facultativas. “Realmente, el mundo va cambiando el tratamiento del dolor, y tiene cierta lógica que se pueda utilizar este tipo de sustancias siempre que se haga de una manera muy precavida y consciente, tanto desde el punto de vista médico como de los usuarios”, enfatiza Martín Padura.
El perfil del paciente que utiliza fentanilo
Aunque no se ha visto en España o en Europa, se ha observado, “en otros sitios, posibles adulteraciones con fentanilo de otras sustancias, como heroína o cocaína, y también en uso recreativo, y se usa porque es más barata y más sencilla que otras”, explica la experta de FAD Juventud, en consonancia con el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de Estados Unidos.
Dada su potencia, “hay que tener mucho cuidado, porque el consumidor no es consciente de que hay fentanilo. Esas con las cosas que realmente nos preocupan con respecto a esta sustancia”, ya que, insiste, en España no hay una alerta de consumo de fentanilo fuera de prescripción médica.
En este sentido, el perfil medio de pacientes que usan fentanilo es de personas con dolores crónicos o agudos, de operaciones, especialmente de traumatología, y pacientes oncológicos. “Pero, como ha pasado en otros sitios, hay que estar alerta si aumenta el número de recetas, que ha aumentado, y ver si esos son niveles razonables. Y si se produce en el mercado, que se vea adulteración, uso recreativo, sin receta… Esas serían las señales de que podríamos tener algún tipo de problema”.
Vigilancia y precaución
En España, apunta, hubo una crisis relacionada con la heroína en los años 80. “Hay que ser cuidadosos, pero no se puede considerar que exista una crisis con la que hay en Estados Unidos, ni de lejos, ni en España ni en Europa”. Que haya un problema como este en el país norteamericano “nos hace un poco ver las orejas al lobo, estar un poco alerta, porque estamos viendo su carácter potente y nocivo, hay que ser cuidadosos”.
Martín Padura hace hincapié en la importancia de la prudencia y el poco alarmismo, “porque si no, no nos enfocamos en los problemas. No nos gusta ser muy alarmistas por el hecho de que hay otras alarmas que tenemos que tener en cuenta, sobre todo en el tema de consumos”.
Esta experta señala que el porcentaje de sobredosis que se están produciendo con fentanilo en Estados Unidos es muy significativo, “en el fondo no me extraña que exista cierta alarma pública”. Pero aquí, destaca, lo mejor que se puede hacer es sensibilizar, que “la gente sea muy consciente de que son sustancias peligrosas, que si se llegaran a producir adulteraciones y que la gente no lo supiera, sería un problema”.
En España “no se ha detectado en absoluto”, y en Europa “preocupan otras cosas”, como la heroína, “porque han cambiado los mercados y un fabricante muy habitual, Afganistán, ha dejado de producir, entonces, a ver cómo se mueve todo eso”. Cuando no hay opioides naturales aparecen los sintéticos, añade, “y en este mercado hay muchos factores que influyen, y hay que estar alerta porque es muy global”.
“Vigilancia y precaución, sin alarmismos”, concluye.
Fuentes
Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés)
Fact sheet del fentanilo, en la DEA
Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas de Estados Unidos
Declaraciones de Beatriz Martín Padura, directora general de FAD Juventud
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés)
Información sobre la naloxona, en los CDC
Encuesta sobre alcohol, drogas y otras adicciones en España (EDADES) de 2022