El Instituto Geográfico Nacional define las perseidas como una lluvia de meteoros, un fenómeno que tiene lugar cada año alrededor del 12 de agosto. Popularmente se conocen como estrellas fugaces o lágrimas de San Lorenzo, por la cercanía del pico de actividad de la lluvia de meteoros hacia el 10 de agosto, cuando se celebra la festividad de este santo.
Las perseidas pueden verse en todo el hemisferio norte en el período estival, explican desde el Instituto Geográfico Nacional. La velocidad de estas estrellas fugaces puede llegar a superar los 50 km por segundo, y su actividad alcanzar los 200 meteoros a la hora. Si bien suelen comenzar hacia el 17 de julio y concluir sobre el 24 de agosto, el pico de actividad se produce del 11 al 13 de agosto.
Son su gran capacidad de actividad y las condiciones meteorológicas, que favorecen su observación en el verano las responsables de su popularidad. También promueven que sean las más fácilmente observables del año.
Las perseidas fascinan a todos, pero ¿qué se sabe de ellas? ¿Por qué suceden? ¿Cómo se pueden ver mejor? Aquí damos todas las claves.
¿Qué son las perseidas?
Telmo Fernández Castro, director del Planetario de Madrid, ofrece, a la consulta de INFOVERITAS, algo de contexto al señalar que la Tierra es un planeta que da vueltas alrededor del Sol y que gira sobre sí mismo. Es el movimiento de traslación alrededor del Sol va pasando por diferentes zonas del espacio y, en determinados momentos, atraviesa ubicaciones del cosmos que están plagados de pequeñas partículas, dejadas por cometas que han pasado anteriormente por esos mismos lugares.
Entonces, cuando la atmósfera de la Tierra choca con esas partículas se producen unos fenómenos luminosos: las estrellas fugaces, meteoros o, en caso de que sea en épocas muy concretas en que hay muchas más partículas, lluvias de estrellas. Y, en este caso, perseidas.
“Siempre ocurren en la misma época del año porque es cuando la Tierra pasa por esa zona del espacio en la que previamente ha pasado ese objeto que dejó el rastro de partículas muy pequeñas”, explica Telmo Fernández Castro. En lo que atañe a las perseidas, el objeto fue un cometa llamado Swift-Tuttle, descubierto en 1862, y que da una vuelta al Sol cada 133 años; “cada vez que pasa por esa zona de la órbita, va dejando pequeñas partículas”, señala el director del Planetario de Madrid.
Los cometas, continúa, son objetos parecidos a bolas de hielo sucio, y, al pasar cerca del Sol, las partículas se van quedando diseminadas por el espacio. “La Tierra choca contra ellas, la atmósfera rompe las partículas y se producen esos destellos en el cielo nocturno, esas ráfagas de estrellas fugaces que, en el caso de las perseidas, también llamamos lágrimas de San Lorenzo, porque más o menos coincide con la fecha del día del santo”, confirma Fernández Castro.
¿Cuál es la mejor forma de ver las perseidas?
Es importante, para cualquier tipo de observación de fenómenos celestes, que no haya luz, ya que contamina, destaca el director del Planetario de Madrid. La Luna es, por tanto un elemento que hay que tener en cuenta. Este año, según el Instituto Geográfico Nacional, está en fase cuarto creciente. La Luna contamina el cielo de luz y, dado que las estrellas fugaces son fenómenos poco luminosos, se vería menos si nuestro satélite estuviera por encima del horizonte.
“Lo mejor es observar las perseidas durante todo este mes, aunque hay unos días de mayor abundancia», destaca Fernández Castro. El IGN puntualiza que este año el pico de actividad de las perseidas es hoy, 12 de agosto, «entre las 15 y las 18 horas de tiempo oficial peninsular, coincidiendo además con el cuarto creciente de la Luna, por lo que no será un buen año para su observación».
De todas formas, es una lluvia fuerte, y suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, particularmente después del ocaso lunar.
No hay que utilizar ningún instrumento óptico, ni telescopio ni prismáticos; simplemente dirigir la mirada hacia la parte más superior del cielo y hacia la constelación que llamamos Perseo. “Por eso se llaman perseidas, porque parecen provenir de la constelación de Perseo, que es hacia donde se mueve la Tierra en ese movimiento alrededor del Sol”, puntualiza este experto.
Fuentes
Declaraciones de Telmo Fernández Castro, director del Planetario de Madrid